Seguro que a muchos dueños o trabajadores/as de bares y restaurantes de Balears pensarán que tengo animadversión contra ellos/as tras leer el titular y algunos probablemente pensarán que para qué seguir leyendo. Pues digo que no tengo ninguna visión contraria ni mucho menos. Pero afirmo que para poder mantener abierta toda la economía y los bares y restaurantes son parte importante de la misma, hay que atajar aquellos lugares donde la incidencia es más alta, y entre éstos tenemos el interior de la hostelería. Los locales cerrados en los que se consume sin mascarilla pueden provocar brotes. Y además el Centro Europeo de Control de Enfermedades ha calificado los bares y restaurantes como de alto riesgo y propone su cierre entre las medidas severas para hacer frente a las variantes del virus más contagiosas.

Por tanto, pienso y digo (y lo he dicho hace tiempo) que es necesario cerrar bares y restaurantes a partir de una cifra de incidencia acumulada (España ha marcado 150 lo cual unifica una medida que pocas CCAA han puesto en marcha) por la efectividad de la medida para disminuir contagios y también muertes. Y además de la restricción en los interiores, el control del aforo y la ventilación son dos buenos indicadores para mejorar la situación.

En ese sentido propongo que haya medidores de CO2 visibles en todos los bares y restaurantes y en los lugares donde no haya posibilidad de que se puedan ventilar, además de medidores m, haya filtros HEPA. La medición de CO2 es la mejor, si no la única, solución tecnológica de bajo coste disponible para verificar en cada momento si la ventilación es suficiente o si es necesario incrementarla tal como se hace en los colegios de Balears. También permite optimizar la ventilación, evitando corrientes de aire excesivas o consumos de climatización innecesarios. Además, tiene un coste muy reducido y constituye una solución totalmente viable en cualquier actividad, pública. Por tanto, se debería promover las actividades en el exterior.

Ahora Usama Bilal, Javier Padilla y Pedro Gullón han hecho un análisis de la bibliografía existente en ese sentido en la revista científica Gaceta Sanitaria y han encontrado 20 estudios que refuerzan esa idea de que las intervenciones más efectivas son las que incluyeron el cierre de la hostelería y la restauración, a partir de aspectos como que:

  • Disminuir los contactos sociales en el interior de los bares y restaurantes, disminuye la velocidad de transmisión.
  • Mantener cerrado el interior de los locales reduce la incidencia de covid-19 en un 46% durante las 4 primeras semanas tras la fecha en la que se podrían haber reabierto, en comparación con las ciudades que abrieron este tipo de locales en esa fecha.
  • Poner en marcha medidas de distanciamiento físico, incluyendo cierre de bares y restaurantes, son las que mayor impacto han tenido.
  • Generar eventos de supercontagio es habitual en este tipo de establecimientos.
  • En el Reino Unido ante la puesta en marcha de un subsidio para comer en restaurantes, se vio una semana después que la incidencia de contagios aumentó donde más se utilizó este subsidio, y las infecciones disminuyeron al acabar el programa.
  • Los bares y restaurantes que visitan la gente con menos recursos son lugares mucho más hacinados y por ello hay más contagios.

Por consiguiente, disminuir el aforo es una medida eficaz, donde los casos secundarios derivados del caso primario, van a ser muchos menos. También se debería favorecer el uso de las terrazas como medida básica para disminuir los contagios.

En cualquier comercio, la gente no se quita la mascarilla, no pasa largos ratos junto a otras personas desconocidas, no hablan en alto emitiendo partículas contagiosas en entornos poco ventilados. Vale la pena recordar el verano ejemplar de Nueva York, al cerrar todos los locales interiores y sacar toda la actividad a la calle.

En ese contexto me gustaría comentar algunos estudios interesantes sobre el tema:

  • Nature publicó un estudio basado en el movimiento de los teléfonos de 100 millones de estadounidenses, que alertaba del papel de la hostelería en los contagios. Los restaurantes son, según este trabajo, los locales más peligrosos, hasta tres o cuatro veces más que las siguientes categorías más expuestas: los gimnasios, los bares y los hoteles. En el Reino Unido, personas contagiadas dijeron que habían salido a comer en los 2 a 7 días previos al inicio de los síntomas.
  • El CDC investigó a más de 300 contagiados y observó que tenían el doble de posibilidades de haber cenado en un local en los días previos en comparación con un grupo de control de gente que no se había contagiado. Según el Instituto Pasteur, la proporción de visitas recientes a la hostelería entre positivos era casi el doble que entre el resto. Según el CDC, permitir comer en las instalaciones de los restaurantes se asoció con aumentos en las tasas de crecimiento de casos y muertes en los 41 a 80 días posteriores a la reapertura.
  • En Cantabria, los contagiados tenían 3,7 veces más posibilidades de haber acudido a bares y restaurantes en los días previos.
  • Un estudio francés atribuye a la hostelería el 12% de los contagios, en EE UU alcanza el 14%, en Japón el 16%, y en Colorado y Luisiana hasta el 20%. En Madrid, los contagios sociales son el principal foco de contagio.
  • El Gobierno escocés señala que tres semanas después de que se abriera la hostelería el ritmo reproductivo de la epidemia se elevó por encima de lo controlable.
  • The Washington Post mostró que la tasa de contagios en distintos estados se dobló justo tres semanas después de abrir bares y restaurantes. Así, el cierre de bares, restaurantes y gimnasios dio lugar a reducciones significativas en la tasa de crecimiento de casos de covid-19 en todos los períodos posteriores a la implementación en EE UU.
  • Science, basado en las decisiones de 41 países considera que los cierres de negocios de alto riesgo de infección, como bares, restaurantes y clubes nocturnos fue efectivo y pueden ser una opción prometedora en algunas circunstancias, aunque no tanto como otras medidas más drásticas como la suspensión de todo el sistema educativo o la prohibición de todas las reuniones sociales.
  • La revista Nature Human Behaviour, tras analizar 6.000 medidas en 79 territorios, concluyó que el mayor impacto en el ritmo de contagios es la cancelación de situaciones que permiten los encuentros sociales a pequeña escala como cierres de tiendas, restaurantes, reuniones de 50 personas o menos, trabajo a domicilio obligatorio, etcétera.
  • Se sabe que el número de infectados en cada brote de la hostelería es altísimo. Como explica El País, en los brotes que se dan en reuniones familiares se contagian, de media, unas seis personas. En restaurantes y bares, se generan 14 infectados por brote. En discotecas y pubs, cada brote provoca 26 contagiados.

Aunque no existen datos específicos de Incidencia Acumulada en trabajadores de la hostelería, sí está claro que hay una relación entre incidencia de covid-19 y cercanía profesional. En Cantabria fue el sector con más bajas laborales por covid de toda la autonomía. Además, un estudio del Reino Unido ha planteado que en el trabajo en hostelería hay una mayor posibilidad de contagio, y que los trabajadores de la hostelería son el colectivo profesional de mayor riesgo de infección, por detrás del personal sociosanitario. En situaciones de alto nivel de transmisión es importante recordar que el cierre de la hostelería redundaría de manera positiva en la protección de la salud de los trabajadores. Según el Instituto Noruego de Salud Pública, la tasa de infección entre los camareros era el doble que en otras profesiones en el momento en que se imponían restricciones a la venta de alcohol para frenar los contagios y, pasadas tres semanas, el nivel era el mismo que el resto. En Escocia, unos investigadores hicieron un seguimiento de las reglas impuestas en los bares y observaron que todos los esfuerzos se diluían cuando entraba en juego el elemento clave: los clientes bebidos, que se gritaban, se abrazaban o interactuaban estrechamente repetidamente con otros clientes y el personal.

Es importante tener en cuenta que fuera del hogar, las políticas sanitarias deberían poner el foco en fomentar los exteriores de restaurantes y bares, en que NO se promueva asistir a un lugar de culto ni a un gimnasio o que lo ideal es NO visitar a personas en sus casas. Éstas son maneras de empezar a poner en marcha medidas en la línea de que la probabilidad de contagio al aire libre es al menos 20 veces menor que en interiores. Mucho por hacer aún. Mucho por entender. Mucho por respetar.