El hotel covid ubicado en s’Arenal de Llucmajor cerrará el próximo 31 de marzo, cuando finaliza el contrato de emergencia que el Consell firmó con el establecimiento a finales del pasado septiembre para aislar a personas en situación de exclusión social contagiadas de coronavirus o contactos estrechos de otros positivos. El inmueble, que llegó a acoger a un centenar de personas, alberga ahora a menos de una decena, según aseguró ayer el Consell.

Sin embargo, este cierre ha provocado la desconfianza de trabajadores de Ca l’Ardiaca, que reclaman «un reparto equitativo» de los usuarios que queden en s’Arenal porque temen que se repita una situación de colapso como la que sufrieron hace justo un año, pocos días después de decretarse el estado de alarma.

«Esperemos que esta vez no vuelva a pasar, pero lo que vemos no es muy esperanzador. Ahora atendemos a unas 64 personas de las cien de capacidad máxima que tenemos. Está bien para mantener las distancias y protegernos de contagios, pero esta cifra ha ido en aumento y si derivan aquí a todos los que están en s’Arenal nos volveremos a poner al borde del colapso», indicaron trabajadores de Ca l’Ardiaca a este diario, que elevan a una veintena el número de personas atendidas a día de hoy en el hotel covid.

El establecimiento ha recibido desde septiembre a personas sin techo derivadas desde otros centros gestionados por el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) para descongestionarlos en un momento en el que había entrado en escena la segunda ola y volvía a ser necesario extremar las precauciones. Asimismo, el hotel acogió temporalmente a muchos de los inmigrantes que han llegado a la isla en patera antes de trasladarlos a la península, aunque no estuvieran infectados.

Camas «suficientes»

«Ahora mismo quedan menos de diez usuarios porque estos últimos días se han ido redistribuyendo a otros centros. No se volverá a repetir lo que pasó en Ca l’Ardiaca hace un año, incluso aunque todos los quedaran en s’Arenal fueran derivados allí», aseguraron en el Consell.

Asimismo, la institución aseguró que las camas existentes en otros centros que dan servicio a la población más vulnerable como Casa de Familia, La Sapiencia y sa Placeta «son suficientes» para alejar el riesgo de colapso.

La declaración del estado de alarma hace un año provocó una situación especialmente difícil en centros que atienden a personas en situación de exclusión social. Trabajadores y usuarios de Ca l’Ardiaca denunciaron entonces que «el hacinamiento» que sufrían les impedía mantener la distancia de dos metros, en un momento de confinamiento duro y fuertes restricciones para salir a la calle. Poco después de denunciarlo públicamente, el Consell habilitó camas en el hipódromo de Son Pardo y en los polideportivos de Son Moix y Sant Ferrán.