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Día internacional de la mujer

#MeToo en la educación: las víctimas alzan la voz contra el acoso

Las víctimas alzan la voz contra el abuso de poder y acoso sexual por parte de docentes y denuncian el silencio de la administración

#MeToo en la educación

Los centros educativos de la isla se llenan estos días de carteles con frases como ‘No es no’, ‘Yo sí te creo’ y ‘Nos quitaron tanto que acabaron quitándonos el miedo’. Recuerdan que hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer y animan a alzar la voz, como han hecho durante los últimos meses alumnas, exalumnas y profesoras mallorquinas contra el abuso de poder y el acoso sexual por parte de docentes. Tras el precedente de la profesora de la Universitat Lucrecia Burges, que a finales de 2020 ganó su caso en el Tribunal Supremo contra el catedrático Miguel Beltrán, en diciembre también salió a la luz el sexismo y el trato vejatorio sufrido durante años en el instituto de Educación Secundaria Arxiduc, en Palma. Ese mismo mes, una estudiante de la Escuela de Arte Dramático de Balears (Esadib) denunció el acoso de un profesor, un suceso que se ha conocido ahora junto a más presuntos abusos sexuales a varias alumnas.

El movimiento Me Too a nivel local se suma a otros recientes tras la publicación de testimonios como los del Institut del Teatre de Barcelona, donde también había antiguas estudiantes de la isla que vivieron o conocían estas situaciones, y el Instituto de Política francés; a lo que se añade la emisión en Netflix del documental en el que Nevenka Fernández habla 20 años después de haber sufrido acoso sexual. Cada vez son más las voces que no se quedan calladas y puede que otras víctimas que no han denunciado den el paso tras sentirse empoderadas y hartas de ocultarlo.

Sin embargo, algunas de las que lo han hecho en la isla se han topado con el silencio de quien tiene que ayudarlas en primer lugar: la administración pública. Es lo que le ha sucedido a una profesora de un instituto palmesano que llevaba desde 2019 soportando mensajes de móvil, por correo electrónico y en persona e incluso regalos de un compañero de trabajo del mismo centro educativo. A principios del año pasado se derrumbó, sufrió una crisis de ansiedad y tuvo que iniciar tratamiento psicológico, por lo que decidió contar el caso a la dirección del instituto por el temor a «cómo puede reaccionar y a cuáles son sus intenciones», debido a que «tiene fijación por ella y roza la obsesión», según se lee en la denuncia policial.

El centro informó en marzo al departamento de Inspección de la conselleria de Educación y, tras el confinamiento por la covid, la docente se reincorporó en junio al instituto. Allí recibió otro correo del presunto acosador, que la llevó a enfrentarse cara a cara con él, exigiéndole a gritos que la dejara en paz, como consta en la denuncia. La afectada añade que «durante ese periodo de tiempo, cuando Inspección ya conocía la situación», al denunciado «le aprobaron las prácticas para ser funcionario». El hostigamiento cesó en las vacaciones de verano, pero el profesor «volvió a la carga en octubre», en palabras de ella. Ante la gravedad de los hechos, buscó ayuda legal y solicitó por escrito a Inspección el protocolo que se había seguido en su caso. Ni dicha petición ni los otros dos escritos que envió han recibido respuesta alguna por parte de este departamento de la conselleria de Educación. La profesora decidió recurrir a la vía penal e interpuso la denuncia el 6 de noviembre en la Policía Nacional. El acusado fue detenido el día 30 y se encuentra a la espera de juicio.

«El silencio de la Conselleria»

Tras nueve meses de silencio y después de recibir la denuncia policial, la Conselleria inició el 17 de diciembre un procedimiento disciplinario al funcionario, pero ahora «se encuentra en suspenso debido a que se han trasladado las actuaciones al Ministerio Fiscal por la presunta comisión de actos delictivos». Respecto al protocolo que se siguió, desde Educación reconocen que no existe ninguno específico para docentes. Lo que más indigna a la denunciante es «el silencio y la complicidad de la Conselleria», en referencia a que aprobaron las prácticas al profesor cuando Inspección ya tenía conocimiento del problema. Y se enerva al pensar «el daño que este señor podría causar si la víctima hubiera sido una alumna», más que el que le han hecho a ella, añade quien ha necesitado tratamiento psicológico para superar la situación. Como irónica anécdota cuenta que el pasado 25N, el Día Internacional de la Eliminación de las Violencias contra la Mujer, recibió como todas las docentes un regalo de Educación: una bolsa con el logo de esta conselleria, el IbDona, la de Igualdad y otros organismos públicos y, destacada, la frase ‘El silenci ens fa còmplices’. «Imagínate cómo se me quedó el cuerpo», concluye.

Otro caso en el que las víctimas también se sienten ninguneadas por Educación es el del instituto Arxiduc. «Cuando salió el vídeo promocionando el centro, nos movilizamos para denunciar lo que había ocurrido durante años. Tienen testimonios suficientes, pero Inspección se ha lavado las manos, pese a que en teoría están para buscar una solución cuando hay un problema», en palabras de una de las afectadas. Desde la Conselleria explican que hicieron «una supervisión general varias semanas» y el informe concluye, entre otras cosas, que «no se han detectado irregularidades graves en el funcionamiento del centro». El Arxiduc fue el primero en alzar la voz y sumarse al movimiento Me Too en la educación.

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