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Un año atendiendo a los más frágiles frente a la covid-19

El hospital sociosanitario Sant Joan de Déu ha tratado a un total de 725 ancianos en esta pandemia, la mayoría de ellos derivados desde residencias y centros de agudos

Un año atendiendo a los más frágiles frente a la covid-19

Ha sido un año muy duro para todo el mundo, pero aún más para los pacientes de edad avanzada y con varias patologías asociadas que fueron presa fácil de un virus casi tan contagioso como desconocido que forzó su ingreso hospitalario en unas condiciones de aislamiento que ni entendían ni mucho menos aceptaban. Ni ellos ni sus familiares.

Por eso no sorprende la respuesta de la doctora Carmen Gómez, facultativa internista con formación en cuidados paliativos que ha sido la responsable médica de las dos unidades covid del hospital Sant Joan de Déu (SJD), cuando se le pregunta qué ha sido lo más duro de esta pandemia.

«En general, ha sido un año muy difícil para enfermos, familiares y para los propios profesionales sanitarios, que hemos tenido que trabajar desbordados, en una situación de mucho estrés que nos producía sobre todo el sufrimiento que percibíamos en nuestros pacientes», explica.

La soledad, en una situación de aislamiento forzoso al que obligó un virus del que se desconocía casi todo, puede ser la peor de las enfermedades.

Por eso, el comité de ética asistencial del Sant Joan de Déu, hospital privado sin ánimo de lucro integrado en la red pública de centros sanitarios de esta comunidad y punto de referencia de la asistencia sociosanitaria de Mallorca, lo tuvo claro y desde lo más temprano de esta pandemia ya adoptaron medidas para «pulir» esta soledad.

Un año atendiendo a los más frágiles frente a la covid-19

Fotos en los Epi

Aparte de una información telefónica diaria dada a los familiares por los médicos, de la permisividad para dejar a los pacientes decorar sus habitaciones con fotos y objetos personales, de los apoyos psicosociales y religiosos prestados o de las reparadoras videollamadas de los allegados, el hospital del Coll d’en Rabassa fue un poco más allá y fue de los primeros que permitió que al menos un familiar, blindado eso sí frente al contagio, se pudiera despedir de su ser querido en los momentos finales.

«Como entrábamos en sus habitaciones totalmente cubiertas por los Epi (equipos de protección individual), se nos ocurrió pegarnos una foto nuestra en ellos para que al menos nuestros enfermos nos reconocieran, supieran quién les estaba atendiendo. También bromeábamos y, cada vez que entrábamos, les decíamos: ‘Ya llegan los astronautas’», rememora la doctora Gómez.

El principal problema, sostiene esta profesional, era el aislamiento obligatorio frente a sus familiares cuyos efectos se agudizaban en estas personas muy frágiles. «Si tenían alguna patología coronaria, renal o respiratoria, se les descompensaba. Pero también estaba el síndrome confusional que, producto de un deterioro cognitivo previo, les provocaba una desorientación, nerviosismo y agitación agravados por la ausencia de la familia», recuerda la doctora la situación como un mal sueño en este mes de marzo en el que se cumple un año del ingreso de los primeros pacientes covid-19.

Un año en el que han atendido a 725 pacientes con coronavirus con una media de edad de 76 años y un promedio de hospitalización de 15 días. Abril y diciembre de 2020 y enero de 2021 fueron los meses de mayor ocupación en la unidad covid de un total de 58 camas. Ayer, síntoma de la actual bonanza epidemiológica, tan solo tenían a 7 enfermos con esta patología.

Sobre su origen, del total de 725 enfermos atendidos, 341 procedían de 32 residencias geriátricas de Mallorca; 223 provenían de hospitales, clínicas privadas o centro sanitarios y el 31% de ellos fueron derivados desde Son Llatzer, hospital del que depende administrativamente el sociosanitario; y, por último, 161 pacientes ingresaron directamente de su propio domicilio derivados por Atención Primaria.

Y el resultado de esta tarea es encomiable: el 85% de los pacientes se curó o mejoró. Y de los pacientes curados, el 35% regreso a su residencia y el 23% regreso a su domicilio.

El 1% de los pacientes fue trasladado a hospitales de agudos y el 14% lamentablemente falleció.

Videollamadas, apoyo psicológico, fotos. El SJD se ha desvivido por la salud mental de sus pacientes.

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