El Govern de Francina Armengol ha tenido que ceder y reconocer que se equivocó con la vacunación de altos cargos el día 27 de diciembre, cuando las dosis de Pfizer acaban de aterrizar en Mallorca y seis dirigentes del IB-Salut y del Consell de Mallorca se inmunizaron en la residencia de la calle Oms. Acorralados por sus socios de Podemos y de Més que les pedían destituciones, los socialistas han tenido que reconocer que se saltaron el protocolo bajo el argumento de que sobraban dosis y se iban a perder. Esta explicación no contentó a sus socios, que siguen reclamando esclarecer lo ocurrido en la comisión ética y en la de investigación.
En una comparecencia parlamentaria muy tensa y tras cinco días de enfrentamientos con sus aliados de Més y Podemos, la consellera de Salud, Patricia Gómez lo admitió: «Nos equivocamos al no calcular que sobrarían dosis y por ello se decidió vacunar a este personal sanitario (los dirigentes del IB-Salut y del Consell de Mallorca) para no tener que tirar la vacuna, ya que al fármaco le quedaba una hora de vida».
Gómez relató que la vacuna tiene que diluirse en suero, no puede ser transportada y tiene unas horas de vida. Por este motivo, el día que llegaron las primeras vacunas a Mallorca se dirigieron a la residencia de la calle Oms donde se inyectaron a 62 usuarios y 92 profesiones. Cuando terminaron la vacunación se dieron cuenta de que les sobraban 11 dosis «y había que decidir si las tirábamos o se las ponían a un personal sanitario que en unas semanas le tocaba vacunarse», aseveró la consellera.
Mediante estas palabras, la titular de Salud admitía que los seis cargos vacunados el día 27 de diciembre no les correspondía inmunizarse, ya que por aquella fecha las directrices del Ministerio indicaban que tan solo se debía vacunar a usuarios de residencias mayores de 80 años y personal sociosanitario. Todavía faltaban semanas para que se decidiera vacunar al personal sanitario de primera línea.
Patricia Gómez quiso dejar claro que las personas que se inocularon las dosis sobrantes no son cargos políticos, no tienen el carnet del PSOE y recordó «que el PP pide el carnet a la directora de enfermería, nosotros no».
Unas horas antes de que Patricia Gómez admitiera que los cargos del IB-Salut y del Consell se colaron para evitar la pérdida de las 11 dosis, Francina Armengol aseguraba todo lo contrario. En la sesión de control, a preguntas de Vox, la presidenta primero aseguró que «nadie se ha vacunado por tener carnet político». Sin embargo, al ver que su respuesta podía seguir creando dudas añadió: «En nuestra comunidad nadie se ha vacunado saltándose el protocolo». Esta afirmación de Armengol provocó que el portavoz del PP, Biel Company, recogiera el guante de Vox y acusara a la jefa del Ejecutivo de «mentirosa».
Duras críticas de Podemos y PP
La diputada del PP Tania Marí recriminó a la consellera Gómez que existan «ciudadanos de primera y de segunda, lo que es una indecencia e inmoralidad». La popular le espetó a Patricia Gómez que su «discurso suena a despedida» y acto seguido exigió «dimisiones» por las vacunaciones irregulares. «Hasta sus socios de gobierno, Podemos y Més, le exigen que haga pública la lista de altos cargos vacunados y dimisiones», aseveró Marí. Idoia Ribas (Vox) también acusó a Salud de permitir «vacunados por la cara».
Antònia Martín, diputada de Podemos, se mostró muy contundente y exigió respuestas a la consellera Gómez, pese a que son socios de Govern. Martín expresó su «preocupación» por «cualquier trato de privilegio» que se haya podido dar, por lo que se debe «aclarar lo ocurrido», también en el caso de la vacunación del obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull. Por ello Podemos apoya la comisión de investigación.
Més registró ayer la convocatoria de la comisión ética y el portavoz Miquel Ensenyat le dijo a Gómez «que con la vacunación no se han hecho las cosas bien». Lina Pons de El Pi también pidió «destituciones» y exigió «protocolos claros para evitar que haya gente que se lo salte». Juanma Gómez (Ciudadanos) apostó por la comisión de investigación, ya que «en Balears no necesitamos a gente con poca vergüenza».
