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Miguel Ángel Artacho: "El coronavirus ha venido para quedarse"

Internista del Hospital Can Misses de Ibiza, advierte: «En unas horas un enfermo de covid puede necesitar más oxígeno o, incluso, un ingreso en UCI»

Miguel Ángel Artacho, internista del Hospital Can Misses de Ibiza.

El 1 de junio de 2015, Miguel Ángel Artacho (malagueño de 36 años) comenzó a trabajar como médico de Medicina Interna en el Hospital Can Misses de Ibiza. Desde hace un tiempo, además, forma parte de los equipos de esta especialidad que, junto a los de la UCI, se ocupan de los enfermos críticos de coronavirus. Estudió en la Universidad de Navarra e hizo la especialidad en el Gregorio Marañón de Madrid. Lo de la UCI no le pilla de nuevas, estuvo a punto de repetir la residencia para hacerse intensivista.

¿Está siendo su momento profesional más duro? 

En cuanto a carga de trabajo, no. Ha habido años más duros. Cuando acabé la residencia, por las precariedades de la crisis, llegué a compaginar trabajo en tres urgencias de Madrid a la vez. Encadenaba una guardia con otra, durmiendo tres horas al día varios días consecutivos. Aquel año fue bastante más duro. Físicamente, en lo emocional, probablemente sí sea éste. Prefiero verlo como un año en el que hemos tenido un reto mundial y eso hace que salgamos motivados y que podamos sobrellevar esta situación.

Sorprende lo de motivado. Muchos compañeros dicen que están agotados y saturados.

El paisaje siempre se puede ver desde dos puntos de vista y la vida la puedes aceptar desde el optimismo o dejarte llevar por los mensajes de los medios y de la gente que, por circunstancias, la está viendo desde el otro lado. El año pasado fue duro en lo personal, falleció mi madre en circunstancias bruscas y, tras un tiempo de reflexión, prefiero ver la vida desde el optimismo. Tengo un niño de 2 años y la enseñanza que quiero darle es ésa. Eso no quita que llegue a casa y me encuentre cansado, mucho más que otros años, y necesite reposar más en el sofá aunque intente hacer actividades para liberar mente y cuerpo. Estoy con cansancio físico, pero necesito motivación, y más ahora que formo parte de la UCI, para darlo todo.

¿Qué ha supuesto pasar a los equipos mixtos de UCI?

Supone un reto. Se trata de intentar dar una solución a un problema. Cuando la incidencia tras la Navidad se disparó se plantearon unas necesidades en varias unidades, pero especialmente en UCI, que es donde están los pacientes más críticos. Me ofrecí para ayudar en lo que pudiera, como otros compañeros y ahí estamos.

Miguel Ángel Artacho, internista del Hospital Can Misses de Ibiza. J.A. Riera

¿Es muy diferente este tipo de paciente al que trataba? 

El tipo de paciente es más o menos parecido. Lo que cambia son las técnicas o los tratamientos que hay que iniciar en ese paciente para revertir una situación crítica en la que uno o más órganos están comprometidos y con la terapia convencional, farmacológica o la oxigenoterapia, que podamos dar en planta no es suficiente. Siempre me han interesado los cuidados críticos y semicríticos, de hecho me llegué a plantear repetir el MIR y hacer la especialidad de intensivos. Además, en el Gregorio Marañón teníamos una unidad de semicríticos donde nos daban bastante formación, sobre todo los dos últimos años de la especialidad de Interna, por lo que ya estaba familiarizado con ese tipo de tratamiento. Somos un equipo y las dudas que surgen en el día a día las comento con los compañeros intensivistas y me ayudan muchísimo. No sólo los médicos, también el personal de enfermería, las auxiliares… Al final somos un equipo. Es la única forma de sobrellevar esto. Se trabaja de forma conjunta. Nadie es un supermán que pueda llevar todo él solo. Es imposible.

¿Se veía venir el aumento de casos? 

Sí, se preveía, igual que otras situaciones que hemos vivido estos meses atrás. La Navidad es un momento con mucho movimiento migratorio, con muchas reuniones, y por mucho que se hayan adoptado medidas lo cierto es que no ha sido algo tajante y la efectividad, pues tampoco ha sido la que se pudiera esperar. Además, hay medidas que se adoptan sin rigor científico y de forma un poco arbitraria. Podrían haber funcionado o no, pero lo lógico era que no. 

"Es imposible no llevarte a casa las emociones que vives en la planta Covid. Es sano hacerlo"

Miguel Ángel Artacho - Internista del Hospital Can Misses

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¿A qué se refiere?

Bueno, aquí, no pedir una PCR a quienes salían de la isla por un tiempo menor a 72 horas. Creo que eso ha podido influir. Para ser contacto estrecho de una persona con coronavirus hace falta sólo estar con él 15 minutos. En 72 horas imagina la cantidad de contactos de riesgo que puedes tener. De todas formas, una PCR es una foto de un momento determinado. Hemos tenido personas cuya PCR ha sido negativa y que en las siguientes horas han empezado a presentar síntomas. Cuando le hicieron la prueba aún no tenía el nivel de copias suficientes del virus para ser detectadas en una PCR.

¿Ve diferencias en esta tercera ola?

Lo ideal sería analizarlo con rigor científico, pero la sensación es que encontramos diferencias. Lo hemos comentado entre compañeros. En esta tercera ola la sensación es que la evolución de los pacientes está siendo más abrupta, más inesperada, mientras que en la primera ola íbamos poco a poco aumentando las necesidades de oxígeno de los pacientes. Ahora, en cuestión de ocho horas, un enfermo puede pasar de necesitar bajo flujo de oxígeno a un alto requerimiento e, incluso, necesitar un ingreso en la UCI. Por eso estamos aún más alerta.

Han atendido casos de cepa británica, ¿no? 

Sí, se han encontrado variantes de la cepa británica. La literatura científica dice que tiene una mayor transmisibilidad y eso puede tener relación con que tengamos cerca de 4.000 casos, jamás habíamos llegado a cifras tan altas. La agresividad, como dice un internista de Granada, depende de varios factores: genética de la persona, ambientales y, por supuesto, el virus.

Usted viendo casos críticos en la UCI Covid mientras hay quien no cree en el virus. 

Respeto a todo el mundo, pero después de tantos meses negar la evidencia es algo que no puedo comprender. Caen en el absurdo. Podemos dudar, también, de que los humanos somos humanos. A toda la población le diría que si no lo hacen por ellos respeten a los que creemos que este virus existe y estamos viendo día a día la situación de quienes caen enfermos y necesitan hospitalización. No sólo depende su vida de ellos, las de los demás también dependen de lo que ellos hagan.

Algunos minimizan la muerte de los mayores. ¿Sin haberse contagiado seguirían vivos con su azúcar y su hipertensión? 

Sí. Totalmente. Te he dicho que respeto a todo el mundo, pero hay cosas que es imposible de respetar. Intento mantenerme al margen de ciertos comentarios o redes sociales por salud mental, para que no me minen la moral que necesito todos los días. Me parece muy grave, podemos caer en una actitud similar a la que se vivió con el holocausto. No podemos reducir la dignidad de una persona a tener una edad o una condición física.

Los enfermos ingresados están muy solos, sin su familia.

Es complicado. Somos médicos, pero también padres, hijos, hermanos… Tenemos que pensar y velar por la salud no sólo del paciente, también de su familia. Se ha trabajado mucho estos meses para que haya visitas de familiares. Tenemos que asegurar que las medidas se cumplen, con enfermeras que enseñan y ayudan a colocarse los EPI, y que sean visitas en situaciones concretas para que no se descontrolen. 

"Tenemos jóvenes ingresados, sin antecedentes médicos y deportistas, con neumonía por covid"

Miguel Ángel Artacho - Internista del Hospital Can Misses

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Ven situaciones complicadas. ¿Se las lleva a casa? 

Es imposible no llevártelas a casa. Yo me las llevo todos los días. Tengo la gran suerte de que mi mujer es médico internista, la doctora López, que también trabaja en Can Misses, y nos podemos desahogar el uno con el otro, guardando la confidencialidad de los pacientes, claro. Pero las emociones que vivimos es imposible no llevártelas a casa. Creo que es sano, todo lo que uno se guarde puede derivar en ver el paisaje desde el punto de vista del agotamiento y el negativismo.

¿Cree que los políticos han tomado decisiones correctas? 

No soy político, soy médico, pero creo que ser político es una labor muy complicada. No me considero superdotado ni clarividente, pero me hubiera gustado que se martilleara a la población con mensajes cortos, claros y concisos. Hay un discurso político redundante, que va de un tema a otro y que no es concreto. El mensaje que se debería haber dado desde marzo es la prevención con mascarilla. Pero al principio se dieron mensajes no adecuados. Incluso se llegó a decir que un tipo de mascarillas era egoísta. Desde que pasé el coronavirus la llevo doble: FFP2 interna y quirúrgica externa, tanto dentro como fuera del hospital. Con eso, probablemente hubiera cambiado el panorama. 

¿Cómo pasó usted el covid? 

Tengo con quien compararme, veo cada día personas que lo pasan muy mal. Probablemente, si no fuera médico habría acabado hospitalizado. Decidí vigilarme en casa y mantener la calma, comparado con los pacientes que estoy viendo en la UCI y en planta, lo pasé bien. Durante una semana tuve dificultad respiratoria, una disnea de mínimos esfuerzos, sólo con coger a mi niño tres veces seguidas me tenía que parar en el sofá durante media hora para recuperar la respiración.

¿Hay jóvenes que se contagian y están graves?

Sí, por supuesto. Se contagian tanto jóvenes como mayores y al final, probablemente porque las reservas orgánicas son diferentes, los mayores son los que acaban necesitando más la hospitalización y terapias más intensas. Tenemos jóvenes ingresados y los hemos tenido en todas las olas. Incluso jóvenes sin ningún antecedente médico relevante. Con sobrepeso, pero también delgados y deportistas con neumonía por covid y en estado muy comprometido. Nos tenemos que cuidar todos y mantener las medidas de prevención, incluidos los que hemos pasado el covid. Se lo digo a los pacientes a los que doy de alta, que no se confíen porque haberlo pasado una vez no te exime de volver a reinfectarte.

Dar altas es lo mejor, ¿no?

Es una inyección de adrenalina, nos da fuerzas para seguir y nos recarga las pilas.

¿Ve la luz al final del túnel? 

Creo que se van dando pasos, avanzando con las vacunas, pero aún es pronto. Hay que ver lo efectivas que son y la cobertura. La situación de ahora no es la misma que la de marzo, con un desconocimiento casi pleno de la enfermedad. La luz llegará si todos somos capaces de mantener una conducta que favorezca que esto desaparezca. 

O sea, que de salvar la Semana Santa ni hablamos. 

Es una historia que se repite. Cuando empezó esto era «vamos a salvar el verano», luego «salvemos la Navidad» y ahora vamos con la Semana Santa. El coronavirus ha venido para quedarse. No me parece improbable que acabe convirtiéndose en una especie de gripe. Y que haya que hacer un refuerzo de la vacuna cada ocho o diez meses, el tiempo que los estudios científicos dicen que dura la inmunidad. La única forma de verlo es dejando pasar el tiempo.

"Se toman medidas sin rigor científico y de forma arbitraria, lógico que no funcionen"

Miguel Ángel Artacho - Internista del Hospital Can Misses

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A ver si es verdad. 

¡Ojalá! Confío en que sí. Trato con enfermedades con muchas incertidumbres, como son las autoinmunes, y quizás estoy más acostumbrado a esperar a ver cómo se van desarrollando los acontecimientos. Hay que tener esperanza. Los conocimientos que teníamos hace décadas, tanto en microbiología como en otros apartados de la medicina no son los mismos y eso, al final, se nota.

O sea, que cree que podremos hacer vida normal.

Depende de a qué llamemos normal. Hace un siglo lo normal era ir en un carro tirado por caballos. Igual vida normal en un tiempo será tener que ir con mascarilla. Fíjate lo que ha pasado con la gripe, está desaparecida. Con ella evitaríamos absentismo laboral, fallecimientos por la gripe y la necesidad de tratamientos que dejan lesiones residuales en algunos órganos. Igual la vida normal en un tiempo incluirá tener las tres M incrustadas en el cerebro.

Si me dejan bailar, me vale.

Se echa de menos un bailoteo, sí...

La vida es más dura y nos han quitado las vías de escape. 

Es una prueba que se le ha puesto al ser humano y hay que reinventarse. El otro día leía un artículo en el que los actores se quejaban, con razón, de que es muy complicado hacer teatro con la distancia y la mascarilla. Es verdad. Para eso está la inteligencia del ser humano, para ver cómo pueden desarrollar su trabajo. Somos una caja de sorpresas y en España le sacamos humor a todo. No te da el día para ver memes sobre las situaciones esperpénticas que tenemos. Confío en el ser humano. Seguro que salimos de ésta y, además, lo haremos con gracia y salero.

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