Sosegado, sobrio y pedagógico, se ha convertido en el rostro más visible de la pandemia en las islas, el Fernando Simón de Balears. Portavoz del comité de gestión de enfermedades infecciosas, en primera línea de la crisis del ébola en África, el doctor Javier Arranz ha sido la voz que ha ido narrando la evolución del coronavirus en el archipiélago y uno de los asesores de Salud. A veces más claro incluso de lo que hubiera querido el Govern, hace balance en esta entrevista de un año de pandemia.

Le tengo que hacer un pregunta obligada ante las polémicas recientes: ¿Está usted vacunado?

No, no estoy vacunado.

¿Qué le diferencia de otros cargos públicos vacunados? ¿No entra en el punto de gestión directa?

Yo tengo el mismo riesgo de contagiarme que cualquier otra persona, no estoy en contacto con pacientes covid ni no-covid, ni tampoco piso residencias. Las personas que se han vacunado están sin ninguna duda en grupos de riesgo. Yo, aunque soy sanitario, no estoy en esa primera línea y por eso estoy a la cola. A medida que se vayan vacunando los sanitarios, me llegará.

¿Qué le parece que el obispo de Mallorca se vacunara en una residencia en la que no vive?

Al principio de salir las vacunas, había mucha gente que no se quería vacunar y es posible que algunos pensaran en vacunarse para dar ejemplo. Pero es cierto que ahora ha habido un cambio, ahora todo el mundo quiere, faltan vacunas y cuando la gente ve que se vacuna alguien que piensa que no le tocaba, pues piensa que lo ha hecho mal. Es una suposición, pero tal vez los vacunados pensaron que daban ejemplo y ahora eso se ve mal.

El doctor Javier Arranz, posa sin quitarse la mascarilla para esta entrevista. Guillem Bosch

La producción de vacunas se está retrasando, hemos conocido casos de ancianos contagiados después de haberse vacunado y las nuevas cepas ponen a prueba su eficacia. No suena alentador.

Cuando empezó la pandemia vimos que teníamos problemas de material sanitario y eso se ha reconducido. Con las vacunas creo que pasará lo mismo y dentro de unas semanas el tema de la producción estará resuelto. Cuando empezamos a hablar de vacunas expliqué que no tendríamos una sola vacuna maravillosa, sino varias vacunas con diferentes cualidades. Sobre las cepas, cuando se fabrican las vacunas, los productores ya tienen en cuenta que irán apareciendo variantes. Todo esto entra dentro de lo previsible.

Se cumple un año del primer caso de coronavirus en Mallorca.

¿Cómo estaremos dentro de un año?

Creo que tendremos una enfermedad más en el mundo, con la que habremos aprendido a convivir, con vacunas, con la población protegida y más herramientas para su diagnóstico. No creo que desaparezca el coronavirus, pero con el tiempo pasará a ser un virus más.

«Si queremos llegar bien al verano no podemos abrir ahora» Guillem Bosch

Empecemos por el principio. Wuhan se había confinado, Italia había empezado a cerrar zonas perimetralmente y a confinar, y aquí seguíamos con nuestra vida. ¿Por qué no vimos venir el virus?

El 31 de diciembre yo estaba haciendo una gráfica de los casos que había en Wuhan y en enero hablé de ello a mis compañeros. Luego tuvimos el primer caso, con una buena gestión. La situación dio un vuelco a partir de Italia. Probablemente ahí se tendría que haber sido más contundente y se hubiera evitado una primera ola tan fuerte. Sin embargo, me cuesta imaginar que si un técnico aquí le dice aquí al presidente del Gobierno, de Balears, o a quien fuera, q ue con cinco casos hay que cerrar, como hizo Nueva Zelanda... bueno, te tira o yo qué sé. Pero esto pasa ahora. Alemania cerró toda su actividad con incidencias de doscientos casos, aquí nuestros restauradores y hoteleros nos piden abrir todo con incidencias debajo de quinientos.

En marzo Boris Johnson cifró en 100.000 las personas que morirían en Reino Unido. Si se extrapolaba la proporción a Balears, eran 1.800 muertes. Después de un año hemos superado las 600.

En la primera ola la mortalidad fue muy elevada, con las cifras que teníamos era de un 10 por ciento. Con la situación actual, después de un año, de varias olas, es normal que haya más muertos. Seguramente Boris Johnson tenga más muertos de los que pensaba tener en ese momento. Las muertes son la variable más dura, pero a la vez la que depende de más factores.

«Si queremos llegar bien al verano no podemos abrir ahora» Guillem Bosch

¿Quién ha muerto por culpa del coronavirus en Balears?

La mayoría son personas que o bien estaban en residencias, casi la mitad de los fallecidos, o eran de edad muy avanzada. Ha sido el principal factor de riesgo. Pero en estos momentos vemos personas jóvenes sin patologías previas que también mueren. Si desde un principio hubiera habido más muertes entre jóvenes, estaríamos en una situación diferente, porque los jóvenes habrían tenido más miedo.

¿Cuál ha sido al final la tasa de mortalidad del virus en Balears?

Si no recuerdo mal creo que en España no llega al 2 por ciento y, de hecho, creo que incluso Alemania está ligeramente por encima.

Cuando vemos la curva del virus, la primera ola se ve pequeña, pero esos días no se hacían todas las PCR que se hacen ahora. Después de haber tenido más de 500 casos al día al inicio de este año, ¿cuántos contagios debía haber realmente al día en abril?

Si no recuerdo mal, el pico que tuvimos en abril fue de un poco más de 100 casos en un día y ya dijimos que probablemente eran sólo el 20 por ciento de los casos, que eran los graves, que ingresaban y a los que hacíamos pruebas. Así que seguramente estuviéramos cerca de 500 como hemos tenido ahora.

En las últimas semanas usted viene defendiendo que las actuales restricciones hay que levantarlas poco a poco para evitar una cuarta ola. Con perspectiva, ¿fue demasiado precipitada la desescalada después del confinamiento?

No creo que hiciéramos una desescalada especialmente rápida. Al menos en velocidad, tal vez sí que hubiéramos podido hacer cosas diferentes. Otras comunidades fueron más atrevidas y nos sorprendió.

Balears fue pionera en la obligatoriedad de la mascarilla desde julio. Sin embargo, desde entonces han venido segunda y tercera ola. ¿Ha servido de algo?

Tuvimos muchas discusiones en ese momento. Ahora salen estudios que miden el efecto de las mascarilla y parece que sí, que la mascarilla nos ha protegido. No es sólo obligar a llevar mascarilla, sino ponérsela bien y eso es difícil medir.

Cuando doblegamos la segunda ola a finales de septiembre en Mallorca, ¿nos confiamos?

Mira, hoy nos aproximamos al nivel de noviembre, que está aún por encima que finales de septiembre. Si en septiembre llegamos a esa situación y luego subimos, ¿por qué subimos? Tal vez porque no fuimos más contundentes. Pero era difícil, que si turistas sí o no, que si venían alemanes. Por eso yo digo ahora de ir con mucho cuidado. Tal vez podemos no tener todo cerrado, pero abrir alegremente...Cuidado.

¿Ha llegado a ser necesario otro confinamiento y no se aplicó?

Creo que no. Puede que sí otro tipo de limitaciones de movilidad, haber hecho antes el toque de queda, por ejemplo. Tal vez esta herramienta nos hubiera ayudado, especialmente en Eivissa. Si hubiéramos podido hacer más cosas en Eivissa no habríamos llegado a la situación que hemos tenido ahora.

El catedrático de biología Andreu Palou defiende que ha faltado un asesoramiento científico independiente para saber que proponían los científicos y qué hacían al final los políticos. ¿En algún momento hubiera ido usted más lejos con las restricciones?

[Ríe] Siempre, siempre. Los técnicos somos así, nosotros intentamos ir más lejos, es nuestro trabajo. Seguramente sí que en algún momento hemos hecho alguna propuesta sanitaria que iba más lejos, pero luego están los políticos, que tienen en cuenta otros factores, la economía, el turismo y toman las medidas que piensan que son las mejores para nuestra comunidad.

¿La economía ha pasado por momentos delante de la salud?

No podemos querer enfrentar economía y salud, deben ir de la mano. Las decisiones sanitarias deben ir acompañadas de decisiones económicas o sociales. Si tú tomas la decisión de cerrar una actividad económica porque entiendes que es bueno desde el punto de vista sanitario, debes dar apoyo con medidas económicas. No soy economista y no sé cuáles, pero si las medidas llegan medio año después de las sanitarias pues no funciona.

Entonces, ¿entiende las protestas que se han visto de la hostelería, del ocio nocturno, de los gimnasios o del ocio infantil?

Claro que lo entiendo. Es una forma de manifestar que tienes un problema y pides la soluciones que te puedan dar. Creo que las protestas iban en esa línea de pedir ayuda. Al menos es lo que quiero pensar, porque si las protestas son para que dejemos abrir es no mirar al futuro, porque si queremos llegar bien al verano y tener futuro no podemos abrir ahora. La gente se contagia cuando está junta, y está junta en casa, en las terrazas, en la barra del bar. Y cuando abran los restauradores deberían convertirse en agentes de salud. Restauradores me han dicho que no le pueden decir a un cliente que se ponga la mascarilla, pero claro que sí, claro que se lo tiene que decir, lo mismo que si un cliente borracho molesta a otros clientes. Algunos lo han hecho, pero se puede hacer mejor.

«Si queremos llegar bien al verano no podemos abrir ahora» Guillem Bosch

Ha generado confusión y desgaste que en apenas una semana se anunciaran en tres días distintas medidas que luego iban a tardar más días en aplicarse.

Pondré el ejemplo de Eivissa: unos días antes de Nochevieja la situación era buena y unos días después había empeorado mucho. En ese momento hacía pocos días que habían entrado nuevas medidas, después cuando tomas una decisión la comunicas, tiene su trámite, luego se tiene que publicar. Al final todo eso es complejo y es lo que puede generar esa confusión.

Mallorca lleva días encadenando bajadas de la incidencia del coronavirus. Sin embargo, avisa que aún no se pueden levantar las actuales restricciones. ¿Qué indicador nos dirá que es el momento de levantar las restricciones?

Tenemos la incidencia, pero no puede ser el único. El gran problema que hay es que un indicador tan importante como la ocupación de las UCI va con más retraso y es el que está más ligado con la mortalidad, lo mismo que las hospitalizaciones, que te dicen la carga de trabajo de los hospitales y también va más atrasado. Ahora estamos en el momento en que si toda la incidencia va bien, en unas semanas las hospitalizaciones irán bien y podremos relajar las restricciones. Lo que nos genera preocupación es la incertidumbre de las nuevas variantes, porque no sabes qué pasará si levantamos las restricciones.

Cuando se levanten restricciones, ¿por dónde habrá que empezar? ¿Qué sería lo primero?

Tienes que ir abriendo cosas, pero yendo muy lento. Si mañana abres todas las terrazas, me sabe mal, pero sabemos que tendremos a todo el mundo en las terrazas haciendo cervezas o gin-tonics. Tenemos que bajar la incidencia lo más que podamos y a partir de ese momento abrir con aforos muy limitados e ir aumentándolos poco a poco, con unos horarios limitados y empiezas a activar para ver cómo funciona, por esa incertidumbre.

Los efectos de un año sin turismo en la isla han sido terribles para la economía y todo el mundo teme un segundo año igual. ¿Se atreve a poner fecha a la llegada de turistas a Mallorca?

No descarto que tengamos turistas este año, pero no dependerá sólo de nosotros, dependerá también de otros países. Normalidad la tendremos en 2022. Quizás soy muy optimista, pero creo que este año sí tendremos turismo, aunque con muchas medidas de seguridad.

¿Qué medidas que tenemos hoy han venido para quedarse?

Creo que por ejemplo que las personas que tengan síntomas respiratorios lleven mascarilla, sobre todo en época invernal o para ir a un centro de salud, eso bajaría casos de gripe como este año. Quiero pensar que se quedará el tener gel desinfectante, que puedas ir a un restaurante y limpiarte las manos, y esto ayudará a reducir infecciones gastrointestinales. También un cierto distanciamiento. Cuando volví de la epidemia de ébola, después de un mes de mucho cuidado con el contacto, mi familia fue a abrazarme y me tiré hacia atrás.

La presidenta Armengol fijó la «normalización de la situación» para «mediados de año». ¿Confiamos en su anuncio?

No me atrevo a dar fechas tan concretas y pillarme los dedos. Hay que ir con cuidado, pero soy optimista.