La plataforma Resistencia Balear volvió ayer a desafiar a la autoridad, desarrollando una manifestación a pie, con la participación de algo más de mil personas, que estaba expresamente prohibida por la Delegación del Gobierno. La organización optó una vez más por saltarse la orden de la autoridad, al igual que hizo en las dos anteriores movilizaciones. Aunque hubo más de 200 personas que protestaron montados en sus vehículos, otras mil personas (e incluso en algún momento puede que más), optaron por dirigirse todos juntos caminando, sin respetar las distancias de seguridad, desde el Palau de Congresos, hasta el Consolat.

Una movilización popular que se desarrolló con absoluta normalidad, al tratarse de un acto de protesta contra las medidas restrictivas del Govern. La protesta derivó después en una especie de fiesta popular, dado que los manifestantes estuvieron bailando al sonido de la música, que se escuchaba a través de los altavoces instalados en un gran camión utilizado por la organización.

La manifestación de ayer era la tercera que organiza esta plataforma que encabezan los empresarios Víctor Sánchez y Ángel Galeote, sin el respaldo de ninguna patronal ni partido político. Aunque hubo muchos participantes, la cifra de congregados de ayer fue algo menor que las dos ocasiones anteriores. A pesar de ello, los organizadores se mostraron muy satisfechos con el poder de convocatoria, que movilizó a los profesionales de los sectores a los que no se les permite trabajar, sobre todo en la restauración, por las medidas que ha impuesto el Govern para controlar la pandemia. Los afectados denuncian que estas decisiones políticas les arrastran a la ruina económica porque no pueden abrir sus negocios y, por tanto, no pueden sobrevivir al carecer de ingresos. Esta continuada protesta popular no está afectando para nada a la política del Ejecutivo, ya que el pasado viernes volvió a ampliar el cierre de estos negocios, al menos, dos semanas más.

Respeto a la autoridad

Las órdenes de la Delegación del Gobierno eran muy claras y, en teoría, iban a ser respetadas. Se podía celebrar la protesta, siempre y cuando los asistentes lo hicieran en vehículo y no a pie. Sin embargo, la mayoría de participantes ya acudió al punto de encuentro caminando y no en vehículo, lo que denotaba que no se iba a acatar la orden de Delegación del Gobierno, como así fue. Se contaron unos cien vehículos, que se desplazaron en caravana hasta el Consolat. La mayoría de participantes decidió realizar la marcha caminando. La comitiva iba encabezada por dos pancartas. En una de ellas aparecía un dibujo de la presidenta Armengol con una copa en la mano.

Dado el número elevado de participantes en la protesta, la Policía optó por no disolver el movimiento y prefirió controlar la marcha. A unos cinco metros de la pancarta se situaron ocho agentes de policías, que iban marcando el paso de la manifestación, a la vez que se evitaba que alguien pudiera aprovechar este tumulto para ocasionar algún incidente.

Para dar más ambiente a la protesta, la organización contó con la participación de un camión, que encabezó la manifestación motorizada. El camión fue situado frente a las puertas del Consolat, sonando la música a todo volumen. Los participantes aprovecharon el ritmo de la música para bailar, al tiempo que se protestaba y se exigía la dimisión del Govern balear.

Tercera manifestación contra el cierre de la restauración a Mallorca

Tercera manifestación contra el cierre de la restauración a Mallorca Guillem Bosch

A diferencia de la anterior manifestación, esta vez la Policía no permitió que la protesta pudiera desplazarse hacia otras zonas de Palma. Todos los participantes fueron obligados a dirigirse hacia el Consolat. Allí, la Policía desplegó un importante dispositivo de seguridad en la entrada del edificio, para evitar que algún manifestante pudiera acercarse. Al mismo tiempo, otros agentes vigilaban a los ciudadanos que protestaban, para impedir que hubiera algún incidente que pusiera en peligro la seguridad de los participantes. La protesta se prolongó durante poco más de hora y media. El momento más alegre fue frente a la puerta del Consolat. Al tiempo que sonaba la música a todo volumen, los portavoces de la organización exigían la dimisión de la presidenta Armengol y la acusaban de ser la responsable de la grave crisis económica que están sufriendo.

Cuando llevaban algo más de media hora bailando a ambos lados del camión, la Policía pidió a la organización que diera por terminado el acto, recordándole que no contaban con la autorización de la Delegación. Los policías necesitaron varios intentos para que, al final, se apagara la música y la organización diera por terminada la jornada de protesta.

Como muchos de los participantesse negaban a abandonar la zona del Passeig Sagrera, la Policía tuvo que exigir por megafonía a los participantes que se disolvieran, al tiempo que les recordaban de nuevo que no se estaban cumpliendo las órdenes de la Delegación del Gobierno.

Los funcionarios policiales llegaron a identificar a 70 personas. No hubo arrestos, pero sí se tuvo que inmovilizar a un joven, que salió a la carrera cuando le exigieron su documentación. A pesar de que estuvo unos minutos retenido contra el suelo, al final quedó en libertad.

Otro grupo de músicos se negó también a abandonar la zona. No acataron las órdenes de la autoridad, que les pedía que se dispersaran. Siguieron tocando sus instrumentos musicales a pesar de que delante de ellos se situó un cordón de la Policía, que en ningún momento optó por utilizar la fuerza para que se marcharan. Decidieron dar por terminada la protesta tras ser convencido por un ciudadano.

Cabe recordar que los incumplimientos en las dos anteriores manifestaciones conllevaron sanciones económicas para varios de los organizadores, ya que no se acataron las indicaciones de la Delegación del Gobierno. Como ayer se volvió a repetir este incumplimiento, con toda seguridad se volverán a presentar propuestas de sanción.