La vacunación contra la covid del obispo de Mallorca en una casa para sacerdotes diocesana se hizo extensiva a los sacristanes de la Catedral de Palma. Al igual que monseñor Sebastià Taltavull, los acólitos que le asisten cuando celebra misa han recibido las dos dosis del fármaco para inmunizarse contra el coronavirus. Son dos varones en torno a los cuarenta años que ayudan en la liturgia catedralicia así como en otras celebraciones en iglesias de la isla, según se ha podido comprobar esta misma semana en actos del obispo. Por el contenido de su actividad, mantienen un contacto estrecho con el prelado.

La lista para vacunarse fue suministrada por la propia diócesis a la conselleria de Salud, que ante la polémica ha admitido que no puede controlar que haya personas que reciban las dosis saltándose el protocolo. La vacunación irregular de monseñor Taltavull, colándose en la lista de presbíteros -en su mayoría ancianos- que viven en la Casa de Sant Pere y Sant Bernat de Palma, ha sido censurada por todos los partidos con representación en Balears a excepción de Més, que le disculpa su comportamiento.

Junto al obispo, los sacristanes recibieron la primera dosis el día cinco, y la segunda el pasado miércoles. Como su propio cargo indica, el trabajo en la Catedral centra las funciones que desempeñan estos acólitos. Para completar su horario laboral, fuera de las horas de culto efectúan ocasionalmente otras actividades en el entorno diocesano.

Te puede interesar:

Los capellanes de hospital, una quincena, todavía no han podido vacunarse por no considerarles Salud personal en primera línea de riesgo, pese a que diariamente visitan a enfermos de covid. Ni antes ni después de vacunarse, Taltavull lo anunció; solo a posteriori, cuando fue descubierto, se defendió alegando que lo hizo «para dar ejemplo», y pidió disculpas por el malestar generado. El obispo intentó inicialmente hacer creer que tiene una habitación en la Casa sacerdotal y que frecuentaba el lugar, de ahí que fuera tratado como un residente más. Lo cierto es que el prelado vive en el Palacio Episcopal y nunca duerme en la casa en la que fue vacunado. Para ponerse el día 27 la segunda dosis y ser inmunizado, Taltavull lo hizo a escondidas; quería evitar ser fotografiado a la entrada. Por ello excepcionalmente pasó la noche antes en la Casa sacerdotal.

Desde que se puso la segunda dosis, Taltavull no ha efectuado ninguna manifestación en público. Según algunas fuentes, podría haberse refugiado en Lluc. El obispo ha pedido a los capellanes afines y laicos que le defiendan en los medios. Asimismo, en privado Taltavull se declara eufórico por la cantidad de whatsapp que dice recibir expresándole apoyo.