Al contrario que su obispo, los sacerdotes que ofrecen los servicios religiosos en los hospitales de Mallorca, tanto públicos como privados, no han sido vacunados pese a que desde hace meses atienden a diario a personas infectadas de covid-19. No han sido considerados personal de primera línea y, según ha podido saber este diario, el IB-Salut les ha comunicado a través de las gerencias de los hospitales que se pongan en lista de espera para recibir la vacuna; es decir, les equipara con el personal sanitario que no está trabajando de forma directa con pacientes de coronavirus, para lo cual deberánn esperar a la tercera fase de vacunación.

El descubrimiento de que el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, sí ha sido vacunado de forma irregular en la Casa sacerdotal de la diócesis, mientras se niega el fármaco por ahora al colectivo de sacerdotes de la Pastoral de Salud, unos 15 en Mallorca, ha generado malestar entre una parte del clero mallorquín.

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, se pone la segunda dosis de la vacuna

El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, se pone la segunda dosis de la vacuna M. Mielniezuk

Los capellanes de hospital, para administrar el sacramento de la extremaunción o simplemente acompañar espiritualmente al enfermo, deben entrar en las habitaciones. En el caso de los hospitales de Son Espases, Son Llàtzer, Inca y Manacor, los sacerdotes adscritos pueden llegar a atender entre dos y tres enfermos de covid al día. Hay que recordar que también hay servicio religioso en hospitales como el General, el Joan March y en todas las clínicas privadas que también cuentan con enfermos de coronavirus.

Existe asimismo cierto disgusto entre los capellanes de hospitales con el Obispado, ya que consideran que no ha mediado lo suficiente para que el IB-Salut los considerara personal de primera línea como los sanitarios. Al inicio de la pandemia, a instancias de Podemos, el IB-Salut prohibió los servicios religiosos en los hospitales con el argumento de que era una medida para evitar contagios. Ello ya provocó quejas al existir pacientes que los demandaban. En aquel momento, algunos sacerdotes de los hospitales manifestaron privadamente que el obispo Taltavull tendría que haberles defendido ante el Govern.