El director General de Astilleros de Mallorca, Carlos Morales, hace balance del año 2020, el año del virus.

-¿Cómo se encuentran los trabajadores de Astilleros de Mallorca? 

Nos encontramos razonablemente bien, dadas las circunstancias. Desde que nos incorporamos a la actividad después del parón forzoso de marzo-abril, nos hemos ido adaptando a la normativa según se actualiza. Nuestro personal está muy concienciado, y mantiene las medidas preventivas en todo momento, aunque no siempre es fácil; aquí trabaja gente muy diversa y de distintas empresas, y hay que coordinarse.

-¿Han tenido mucha incidencia de Covid 19, muchos positivos? ¿Algún caso significativo? 

Hemos tenido que gestionar varios casos positivos en los últimos cuatro o cinco meses, la mayoría no de trabajadores propios sino de tripulantes, lo que nos ha obligado a activar nuestro protocolo Covid. Hace poco más de un mes hicimos un cribado de PCR a todos los trabajadores de uno de nuestros talleres (unas 20 personas) por un caso positivo. Afortunadamente pudimos detener el brote sin tener que confinar a más plantilla.

-¿Cuánta gente trabaja directa e indirectamente en Astilleros de Mallorca?

Somos un centenar de trabajadores propios. Además, tenemos más de 2200 trabajadores acreditados de unas 275 empresas, de dentro y fuera de la isla, que han estado en el astillero involucrados en distintos proyectos durante el año.

-¿Qué medidas han tomado en el astillero para frenar la pandemia?

Hemos tomado medidas en varios niveles.

En primer lugar informamos a los yates antes de su llegada al astillero de las medidas que deben seguir al entrar en España y en particular en Mallorca, así como de los protocolos de prevención del astillero. Les ayudamos a gestionar sus casos cuando los tienen, y tomamos medidas de limpieza y desinfección de las embarcaciones antes de comenzar los trabajos en su interior, cuando procede.

Por otro lado hemos redoblado las medidas de seguridad interna, como la limpieza de las instalaciones, especialmente en las zonas sensibles con más circulación, la instalación de dispensadores de hidroalcohol por toda la factoría, la mejora de la ventilación forzada en los despachos, y la instalación de mamparas trasparentes en los puestos de atención al cliente.

Igualmente aplicamos nuestro protocolo de prevención de contagios a la menor sospecha de un caso positivo o un contacto estrecho. Hemos mantenido cuarentenas preventivas, hemos costeado la realización de pruebas diagnósticas ampliando los criterios estrictos de contacto estrecho, más allá de lo indicado por el servicio público de salud, hemos facilitado el teletrabajo para el personal especialmente sensible, ya antes de verano dimos formación a toda la plantilla sobre Covid y su prevención, y mantenemos la información actualizada tanto para nuestra plantilla, colaboradores y clientes.

-¿Cómo fue el “confinamiento”, los momentos más duros?

Durante el confinamiento, aunque la producción obviamente se paró, pudimos mantener la actividad de aquellos que podían realizar su trabajo en remoto, teletrabajando. Nos ayudó el hecho de que ya antes de la pandemia habíamos migrado gradualmente a equipos portátiles y a una mayor digitalización de la empresa.

En cuanto a los momentos más duros, ha habido varios. A resaltar obviamente las primeras semanas, con un cierto miedo por parte de la plantilla por la gravedad de una situación sanitaria nunca antes vista.

Otro momento duro, claro, fue la primera vez que tuvimos un positivo en el astillero. Nos ayudó el tener un protocolo muy pulido y engrasado.

-¿Cómo ha sido el trabajo este año? ¿Ha habido una reducción importante de la actividad?

Ha sido obviamente un año atípico. Hubo mucha incertidumbre inicial por parte de algunos Clientes que demoraron su toma de decisiones, que redujeron el alcance de los trabajos a realizar o que incluso cancelaron los proyectos.

Hubo igualmente algunos retrasos originados tanto por el confinamiento como por la dificultad y restricciones a viajar de algunas subcontratas extranjeras. Afortunadamente en Mallorca disponemos de un impresionante tejido industrial local en nuestro sector, por lo que esto nos afectó menos.

Por último, el hecho de que España fuera uno de los países donde antes empezó la segunda ola, justo en las fechas en las que muchos Clientes tomaban las decisiones de dónde llevar sus barcos para realizar los trabajos de Otoño, no ayudó. 

-¿Cuántos barcos menos se han reparado respecto al año anterior? ¿Ha cambiado el tipo de trabajos que se han hecho? 

Yo no hablaría tanto de número de barcos sino de volumen de actividad. Básicamente hemos producido un 25% menos que en 2019, que por otro lado fue un año muy bueno para nosotros.

En cuanto al tipo de trabajo, algunos barcos se han centrado más en los esenciales de mantenimiento para tenerlos operativos, dejando para más adelante los de mayor entidad o los cosméticos. Afortunadamente también ha habido Clientes que han aprovechado para abordar proyectos de envergadura, ya que por el Covid iban a utilizar el barco menos tiempo este año.

-¿Tienen muchos proyectos de reparación para 2021? ¿Cree que será un año bueno en su sector?

Aunque los datos del Covid siguen sin ser buenos, con las perspectivas de mejora de la pandemia y la aparición de nuevas vacunas, vemos un despertar del interés de los Clientes por abordar aquellos proyectos que dejaron en suspenso este año.

Tenemos bastantes proyectos confirmados, y el número de consultas que recibimos nos confirma que el mercado se está reactivando, con lo que nuestras perspectivas para 2021 son bastante buenas.

-¿Qué le falta a Palma para ser totalmente competitiva en el mercado de la reparación de yates?

Hay una tendencia clara en el mercado hacia esloras más grandes, en las que además podremos ser más competitivos, dada la evolución de precios de la isla. Actualmente en Palma cubrimos bien todas las fases de reparación de yates, tanto en el agua como fuera, hasta unos 75 m. de eslora y1.600 toneladas de desplazamiento. Nosotros tenemos medios de varada hasta ese tamaño, y STP hasta los 60 m. más o menos. (1.000 toneladas).

Disponemos de bastantes amarres para barcos mayores, tanto STP como nosotros, pero sólo podemos hacer en ellos las reparaciones que no requieren salir fuera del agua. Con lo que aquellos yates de estas esloras que en la misma temporada precisan tanto trabajos a flote como fuera del agua no eligen Palma como destino.

Estos grandes yates generan mucha actividad, y de muy alto valor añadido. Es además un tipo de Cliente que requiere un elevado grado de profesionalidad y calidad de servicio, y está dispuesto a pagar por ello. Esto es muy beneficioso para el desarrollo de las empresas de nuestro sector en Mallorca, y la evolución lógica y deseable para una industria capaz de estar a ese nivel.  

Además, las futuras normativas medioambientales lógicamente serán más restrictivas de cara a hacer según qué trabajos en el agua, por lo que dotarnos de infraestructuras para poder sacar estos barcos será vital para mantener esta industria.

Nuestros principales competidores en el Mediterráneo (en Barcelona, sur de Francia, Italia, etc.) ya tienen medios de elevación de entre 4.000 y 4.800 toneladas. Vamos tarde, y no debemos perder más tiempo.