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Boulevard | El «semáforo covid» del Govern está más enterrado que el REB

Las autoridades sanitarias trasladan el mensaje de que, si cuidas tu salud, podrás fumar más aunque el tabaquismo supere en víctimas mortales a la pandemia

El «semáforo covid» del Govern está más enterrado que el REB

Así acaba la peor semana, que ha sumado el peor día del peor mes del coronavirus en Mallorca. Por fortuna, en marzo no hubiéramos podido ni imaginar las cifras de nuevos contagios de diciembre, porque la población habría entrado en pánico con consecuencias imprevisibles. Los mas aplicados recordarán que el Govern instituyó el semáforo covid para guiarnos en la procelosa pandemia. Sin embargo, esa entelequia semafórica está más enterrada que el REB.

De hecho, el Régimen Especial se diseñó para sacarnos de ésta, y me gustaría que me señalaran a una sola persona que sostenga hoy que el REB es una herramienta mínimamente útil para superar la crisis económica. El semáforo covid ni siquiera existió como legislación, puesto que el Boletín Oficial omite las características que justifican sus niveles coloreados. Se presentó con el ya célebre «nuevos contagios quincenales por cien mil habitantes», que no figura en el texto legal. ¿Cuántas líneas se emplean en justificar el nivel tres adjudicado inicialmente a Mallorca? Cero. La misma extensión se dedica a las restantes islas.

Sobre todo, contamos con la declaración incontrovertible de los dos bandos del Govern, coincidentes sobre la anulación del semáforo covid. Les habla Marga Frontera, la jefa indiscutible del comité de expertos que en principio debería manejar el juego de luces:

-El semáforo no me gusta nada.

Les habla Álvaro Gil, director general de Comunicación y mucho más del Consolat:

-Intenté que los expertos me dieran un coeficiente numérico para calibrar el semáforo, pero se negaron.

Ustedes mismos. Los epidemiólogos han llegado al punto en que se limitan a crear trabajo los unos para los otros, con un revuelo de informes, protocolos, regulaciones y escenarios cruzados sin salir de su círculo. Tampoco ayuda que Francina Armengol haya entrado en modo torrentada de Sant Llorenç. El tono fúnebre, que puede ser útil cuando adviene el duelo, resulta catastrófico en medio de la batalla. Con el avión sacudido por las turbulencias, la azafata avisa por el interfono:

-Tranquilos, que el comandante está llorando.

El dramatismo es además engañoso. En la degradación de Mallorca al nivel cuatro que este diario advirtió antes que las autoridades, solo se ha relajado una medida sustancial. De la prohibición absoluta de fumar anunciada en el semáforo covid enterrado, a la tolerancia del vicio en espacios abiertos guardando las distancias. Está claro que el gabinete epidemiológico cuenta con fumadores que desean mantener sus prerrogativas.

Fumar mataba en Mallorca cuatro veces más que la pandemia, la nicotina cura ahora la covid. Las autoridades sanitarias trasladan el mensaje de que, si cuidas tu salud, podrás fumar más aunque el tabaquismo supere en letalidad a la pandemia. La suponemos que perpleja Asociación contra el Cáncer ha tenido que refrescar estas cifras. Y conste que líbreme Dios de reprocharle a ningún mayor de edad que ingiera, succione, inyecte o aspire ninguna de las sustancias que hacen reír. El cuerpo es propiedad privada.

En la imagen que hoy nos ilustra, se comprueba el perfecto funcionamiento pandémico de la España radial, sin más que observar los niveles de contagio de la población tras la presentación esta semana del cuarto estudio de seroprevalencia del Gobierno. Vuelve a comprobarse con Isabel Díaz Ayuso que «Madrid es una España dentro de España», con una concentración del virus que afecta seriamente a las provincias a su alrededor, y que casualmente se atenúa en las tres regiones más alejadas, Canarias, Galicia y Balears.

Qué tiempos, en que solo nos preocupaban los escándalos de nuestros políticos. La buena noticia es que Mallorca conserva su proyección internacional, la mala es que se debe a razones no muy deseables. La miniserie Roadkill viene escrita por el dramaturgo David Hare, que bien merece el Nobel. En una escena, el actor Hugh Laurie que rodó aquí El infiltrado del inigualable Le Carré, participa en el siguiente diálogo:

-¿Es muy corrupto?

-No mucho, solo un viaje a Mallorca.

Reflexión dominical alarmista: «El virus no castiga solo a quienes incumplen las restricciones, ni perdona solo a quienes las cumplen».

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