La alta incidencia del coronavirus en Mallorca dicta las restricciones a la población. Con prisas de última hora y algunos despistados, la isla vivió anoche su primera jornada con toque de queda a las 22.00 horas, obligación de estar en casa antes de dar las diez, prohibición de circular por la calle sin motivo justificado y cierre adelantado de todos los bares, restaurantes y comercios.

El apagón de la actividad dejó encendidas las luces de Navidad que adornan las calles de Palma durante estas fechas, pero sin nadie que las contemplara.

Se acabó el ocio nocturno hasta al menos el 21 de diciembre, la fecha que el Govern ha establecido para revisar esta restricción. Y se acabó casi toda la actividad de los bares y restaurantes de Mallorca en horario vespetino por la obligación de adelantar sus horario de cierre. No fue el sector de la restauración el único afectado, aunque los controles establecidos anoche en Palma por las patrullas de la Policía Nacional y Local que recorrieron las calles vigilaron especialmente que bares, restaurantes y comercios cerraran antes del toque de queda en la zona de s’Escorxador, Blanquerna, Born y paseo Mallorca.

La medida también afectó gravemente a otro de los sectores más golpeados por la pandemia, el cultural, que anoche tuvo que adelantar de urgencia horarios en el caso del teatro, suspender últimas sesiones de cine y cancelar actuaciones previstas para el sábado y el domingo. Los gimnasios y centros deportivos municipales también tuvieron que adelantar el cierre, privando de nuevo de actividad a los pocos usuarios que aún les quedan dispuestos a practicar deporte en un espacio cerrado.