Este curso 5.973 estudiantes recibirán ayuda de comedor, 265 menos que el año pasado. Educación había previsto un récord de inversión para estas becas (siete millones) pero ha recibido menos que el año pasado y además se ha reducido el número de usuarios de este servicio, con lo que finalmente el número de beneficiaros en este año de crisis es incluso menor que el curso pasado y 2,7 millones de euros han quedado sin gastar.

El conseller de Educación, Martí March, y la directora general de Comunidad Educativa, Amanda Fernández, precisaron ayer en rueda de prensa que del total de alumnos beneficiados, 2.547 son alumnos de centros concertados y 3.426 de centros públicos. De estas ayudas, 5.936 son por motivos socioeconómicos y 37 por transporte. March y Fernández quisieron destacar que, por primera vez, todas las personas que cumplían los requisitos han recibido la ayuda y que más de la mitad de los beneficiaros (3.322) recibirán el importe de ayuda más alto (880 euros). Respecto a los 2.321 estudiantes que solicitaron ayuda y no la han obtenido, March explicó que es porque no cumplían los requisitos o no han presentado la documentación correspondiente.

Este curso se incluyeron nuevos criterios (como estar en ERTE en el momento de entrega de la solicitud, o recibiendo una ayuda extraordinaria por autónomo, como único ingreso del hogar) y se subió el coste que cubre la ayuda (del 70 al 80%). Ahora que sobró dinero, Educación no se plantea hacer una nueva convocatoria con otros criterios, sino que reservará el dinero sobrante para ayudar a familias que los centros educativos detecten que tienen necesidades sobrevenidas.

Aunque Educación no quiso aportar el dato de cuántos niños usan el servicio de comedor este curso para poder realizar la comparativa respecto al pasado, March habló de un descenso "significativo". De hecho, este curso funcionan diez comedores menos que el año pasado en Balears (185). El conseller lo achacó a que muchas familias iniciaron el curso "con miedo" a los contagios y optaron por que sus hijos no utilicen este servicio este año y también a la situación económica y laboral de muchos hogares, con progenitores desocupados que ahora sí pueden atender a sus hijos en este horario y darles de comer en casa. Fernández añadió que "muchos" centros concertados que antes hacían jornada partida han pasado a jornada continua, con lo que muchos estudiantes ya no necesitan quedarse a comer en el centro.

Este descenso "significativo" de usuarios se ha producido a pesar de que el comedor, por su función social, es uno de los servicios complementarios que la conselleria de Educación quería que se viese menos afectado por la crisis y por las medidas restrictivas que implica la covid (como mantener los grupos burbuja del tiempo de clase). La conselleria ha destinado para ello 1,2 millones para la contratación de monitores de comedor extra. Ni March ni Fernández creen que el hecho de que las ayudas se hayan convocado y resuelto con el curso ya iniciado haya contribuido a que menos familias hayan solicitado la ayuda.

El conseller destacó además que fue este Govern el que desde hace varios cursos extendió las ayudas de comedor a los alumnos de la escuela concertada. En un momento en que este sector protesta por la discriminación que cree que supone la Ley Celaá, March reivindicó que en Balears "hay una coexistencia pacífica" entre pública y concertada y que la prioridad de la conselleria son los alumnos, asistan al centro al que asistan.