El juez Penalva y el fiscal Subirán solo serán juzgados por un presunto delito de revelación de secretos. El juez Carlos Gómez, del TSJB, ha desmontado en un amplio auto los informes realizados por la Policía Judicial, elaborados durante más de dos años de trabajo, en los que acusaban al juez Penalva, al fiscal Subirán y a los integrantes del Grupo de Blanqueo de haber cometido graves delitos en la instrucción del caso Cursach. Hasta trece delitos llegaron a enumerar los inspectores de Policía, conocidos como «Los Juanes» a juez y fiscal, que iban desde la creación de un grupo criminal, prevaricación, detención ilegal, manipulación de testigos, falsedad, no perseguir delitos, y revelación de secretos, entre otros. La única irregularidad que detecta Gómez es la posible comisión de un delito de revelación de secretos, y omision del deber de perseguir, por las filtraciones a la prensa que se habrían producido, desde el caso de la corrupción policial, hasta el caso Cursach. El juez del TSJB decreta el sobreseimiento libre, y no provisional, de todos los delitos que atribuía la Policía, salvo el de revelación de secretos. 

 El magistrado, a diferencia de los policías, no aprecia ninguna irregularidad delictiva en la instrucción del caso Cursach, ya que no se cree, por ejemplo, que juez y fiscal hubieran manipulado, ni mucho menos presionado, a los testigos que declaraban sobre el caso. Tampoco se cree que los imputados habrían firmado declaraciones que no habrían realizado, dado que todos ellos estaban asistidos por abogados.

Para llegar a esta conclusión, el juez del TSJB ha analizado los conocidos mensajes de whapsap que se escribían los instructores del caso Cursach, sobre los que ha pivotado todas las acusaciones que ha dirigido la Policía. El magistrado deja muy claro lo que piensa sobre estos mensajes y recuerda que «el pensamiento no delinque». Y es que considera que una cosa es lo que pensaban los instructores, y transmitían en estos mensajes, y otra cosa es lo que realmente hicieron, dado que Gómez no aprecia que en ninguna de las actuaciones realizadas en este complejo caso se hubiera cometido delito alguno. Si bien Gómez cree que algunos métodos utilizados son cuestionables, en ningún caso se puede atribuir delito alguno a los instructores del caso Cursach.

También también analiza el tratamiento que realizaron Penalva y Subirán sobre los testigos más cuestionables, como son la madame y el excamarero de Tito’s. Gómez cree que los investigadores creían como cierta la declaración que realizaban estos testigos, y otra cosa es si mintieron o no. Por ello, ordena que se investigue a estos testigos por si han cometido un delito de falso testimonio.