Amparo Sard (Son Servera, 1973) se licenció y doctoró en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, donde da clases desde hace dos décadas. Debutó como "chica Ferran Cano" en 2003. Le caracteriza una producción incesante, "trabajaba muchísimo", hasta llegar a sus perforaciones.

P. Para que se haga cargo del tipo de entrevista: ¿Trabaja con mascarilla?

R. Siempre he trabajado con mascarillas con filtros más estrictas que las actuales, por utilizar productos tóxicos como la fibra de vidrio o de carbono, las resinas y sobre todo el poliuretano. El papel es una gloria. 

P. Diez exposiciones al año en lo que va de siglo es mucho exponerse.

R. Siempre he sido muy trabajadora. En casa éramos dos chicas y dos chicos, y nos educaron así. Disfruto con lo que hago.

P. También puede ser un rasgo de inseguridad.

R. No, al principio atraviesas ciertas dudas, es una fase que también veo en mis alumnos. Pasado el bache, llega la introspección y la convicción de que «todo lo que sale de tu cabeza, sirve». Y me siento reforzada.

P. ¿Necesita que le quieran a través de su obra?

R. Trabajas con emociones. Te desnudas por dentro y esperas que el espectador reaccione con un mínimo de empatía, pero no puedes pedir que te paguen con la misma moneda. De ahí puede surgir la frustración. Con cariño me siento más tranquila.

P. ¿Cómo sabe que está a su altura?

R. Es algo natural. Llega un momento en que te das cuenta de que, cualquier acción que piensas, no da resultado. En los papeles y las esculturas de aluminio es muy matemático, porque hay un boceto previo. Lo otro es más accidentado, examinas todas las posibilidades antes de darlo por acabado.

P. ¿Sabrá dibujar rostros sin boca ni nariz?

R. Sí. Lo que más expresa es lo menos evidente, y la falta de información de las mascarillas despierta nuestra intuición, nos enfrenta a lo desconocido. 

P. ¿Hay días en que no está una para crear nada?

R. Claro, la mente funciona igual que el aparato digestivo. El cerebro necesita descansar para digerir. Dicen que los traumas ayudan a crear, pero creo que facilitan el trabajo sin mejorar la obra de arte.

P. ¿Ha de notarse que esta obra tiene manos de mujer?

R. Cuando empecé, intenté por todos los medios que no se notara que mi trabajo era tan femenino. El resultado era una mezcla de Rauschenberg con Fontana, un pastiche tremendo. Con los años, te das cuenta de que no hay manera de esconder lo que una es. Las perforaciones se comparan con bordados y con la delicadeza, que no era mi intención pero lo asumí. En las obras en gran formato transmites una imagen distinta.

P. Se me ha adelantado, iba a decirle que me inspira delicadeza.

R. Por la perforación, que me ha dado la identidad. La extravagancia en una técnica identifica al artista. La delicadeza se relaciona con la mujer, por la belleza del papel blanco perforado. Los agujeros describen la parte siniestra, lo desagradable nos conecta con la parte oscura. 

P. El genio Miquel Barceló tapió el arte mallorquín.

R. Hay muchos artistas mallorquines que dan ejemplo en una línea diferente a la de Barceló. Si te refieres a la fama que ha conseguido, entonces sí estoy de acuerdo.

P. ¿Qué es lo más sincero que le han dicho jamás?

R. Normalmente, cuando hablamos de cosas sinceras suelen ser malas. Los halagos no me los creo, porque no te sirven para mucho. Valoro las críticas constructivas, y tengo pocos amigos a los que obligue a decírmelas.

P. Dalí, Warhol, Rauschenberg,... Escaparatistas.

R. Cada uno tiene su método para lograr el éxito. Ser escaparatistas no les degrada, aprovecharon todas las posibilidades de dar a conocer su arte.

P. ¿Le dice a algún alumno que no sirve para esto?

R. Al revés, todo lo contrario. Nunca.

P. ¿Y no sería mejor avisar a quien no vale?

R. Los que vienen a Bellas Artes tienen algo interesante que dar, y lo máximo que puedes hacer es desarrollar sus cualidades. Al empezar el curso, les digo que me adaptaré a su capacidad de trabajo.

P. ¿No le da miedo aparecer en sus creaciones?

R. No. El artista se incluye en la obra como una forma de identificarse con el ser humano. Cuando hablo de mí en un retrato digo «ella». Es mi alter ego, mi Doppelgänger.

P. ¿En qué momento el arte pasa a ser solo una profesión?

R. Nunca crees que sea para siempre, estás continuamente con la mosca detrás de la oreja y aprendes a vivir del aire. 

P. Esta entrevista no se publicará en papel perforado.

R. Pero estará rodeada de agujeros, seguro.