El Govern ha optado por retrasar la obligatoriedad de que las personas que coman en el interior de bares y restaurantes sean identificadas, a la espera de diseñar un nuevo sistema que permita realizar este control a través de los móviles y por vía telemática, según se comunicó ayer desde la conselleria de Turismo a los representantes de las organizaciones empresariales de este sector.

Según estos últimos, lo que se les transmitió ayer es que esta semana se aprobará una resolución con las primeras medidas que se aplicarán para elevar la seguridad sanitaria de estos establecimientos, pero que en ella no se incluirá la obligatoriedad de identificar a los clientes que consuman en el interior del local, lo que supone una marcha atrás inicial por parte del Gabinete de Francina Armengol, que tenía previsto acordar ya la aplicación de este control. Lo que el sector espera es en primera instancia se fije la necesidad de contar con medidores de CO2 y, si el bar o restaurante no puede ventilarse de forma natural, con purificadores de aire. El registro de los comensales queda, de este modo, aplazado.

Según fuentes del Ejecutivo autonómico, una oferta lanzada desde empresas del Parc Bit ha llevado a aplazar la implantación del registro de comensales que se había anunciado la semana pasada y que inicialmente debía de ser obligatorio en pocos días. Ahora el sistema que se quiere poner en marcha pasa por un identificador del teléfono móvil mediante códigos QR para registrar a las personas que opten por comer o cenar dentro de estos establecimientos, de forma que esos datos vayan a parar directamente a manos de la conselleria de Salud, pero sin que los conozca el dueño o los trabajadores del establecimiento, eliminando así cualquier responsabilidad por parte del empresario.

Para poner en marcha esta nueva iniciativa, se considera que serán necesarias unas tres semanas. Desde las organizaciones empresariales se apunta incluso la posibilidad de que ese control tenga un carácter voluntario, pero la Conselleria insiste en que será obligatorio. El objetivo es poder rastrear a las personas que han consumido dentro del establecimiento en el caso de que luego alguna dé positivo en coronavirus.

Este aplazamiento fue comunicado ayer en una reunión mantenida por los presidentes de las asociaciones de Restauración de CAEB y PIMEM, Alfonso Robledo y Eugènia Cusí respectivamente; la directora general de Turismo, Rosana Morillo; y el director del Instituto Balear de Seguridad y Salud Laboral (IBASSAL), Rubén Castro.

En opinión de Cusí, una de las explicaciones ante este cambio de postura del Govern es la oposición que en muchos ámbitos estaba generando el que se pueda exigir una identificación obligatoria para comer en un establecimiento de restauración.

‘Semáforo’ de las restricciones

Por otro lado, desde patronales y sindicatos se ha destacado la intención del Govern de convocar esta semana una nueva reunión de la Mesa del Diálogo Social para fijar lo que se conoce como el «semáforo» de las restricciones, con las medidas que se deberán adoptar en cada zona dependiendo de los niveles de contagio del coronavirus que presenten.

En concreto, se fijará el número de nuevos casos en relación a la población para entrar en una u otra categoría, y dependiendo de la gravedad de la misma, se fijarán las limitaciones a la actividad que se quieren implantar.

Según fuentes de patronales y sindicatos, los sectores que se pueden ver más afectados por las restricciones son el comercio, la restauración, los gimnasios, los parques infantiles, la cultura, los feriantes, los servicios de catering y los centros de formación. El ocio nocturno no aparece en la lista debido a que su apertura ya está paralizada.

Según los agentes sociales, y a la espera de que se produzca la citada reunión de la Mesa del Diálogo Social, lo que se espera es que el Govern busque limitar la actividad (como en el caso de los horarios) en la menor medida posible, y opte por incrementar las medidas encaminadas a elevar la seguridad sanitaria.

Desde organizaciones empresariales y sindicales se reconoce que la prioridad que se ha fijado es llegar a marzo con las mejores cifras posibles por lo que se refiere a un bajo nivel de contagios, al considerar que donde Balears se la juega es en el inicio de la próxima temporada turística, ante la pretensión de poder volver a abrir corredores seguros para la llegada de visitantes.

«Empresas vivas» para salir rápido 

«La salud de los ciudadanos es la prioridad, pero debemos de conseguir que las empresas lleguen vivas a marzo si queremos una recuperación en V (rápida) tras el inicio de la temporada turística del próximo año», según pone de relieve un responsable de los agentes sociales de las islas. Porque si en un punto parecen coincidir patronales y sindicatos es que las restricciones de horarios deben de ser las menores posibles si se quiere garantizar la supervivencia de muchos pequeños negocios en sectores como la restauración. En relación a la citada recuperación en V, se hace hincapié en que si se destruye tejido empresarial, luego se necesitan meses para recomponerlo, a lo que se suma la correspondiente destrucción de empleo. Por eso, se señala la necesidad de hacer compatible que se llegue a marzo con un muy bajo nivel de contagios en las islas con que el mayor número de negocios sigan en pie para reactivar la economía del archipiélago.