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«El Parque Nacional de Cabrera debe recuperar la dignidad perdida»

José Romero, director adjunto de Cabrera, denuncia que las penurias económicas que sufre el área protegida afectan a su mantenimiento y relegan a su personal en la conselleria de Medio Ambiente

José Romero, director adjunto del Parque Nacional de Cabrera.

«Llevo 21 años en Cabrera y lamento muchísimo ver como está», afirma José Romero, director adjunto del Parque Nacional. «Es más necesario que nunca que recupere la dignidad perdida, que se aproveche la ampliación para corregir errores que se cometieron al asumir la gestión autonómica, que se devuelva al personal la autonomía y que el Parque se organice como un servicio propio, con secciones, negociados, administrativos y un proyecto de inversión específico y con carácter finalista»», destaca. «Esto no va de política, va de trabajar para dignificar un Parque Nacional. Y así se lo hemos transmitido al conseller Miquel Mir», informa.

«Inicialmente, tras el traspaso de competencias, el Parque se adscribió a una empresa pública ya extinta, Espais Naturals de Balears», detalla. «Una adscripción que ya fue irregular, porque el organismo equivalente al organismo autónomo de Parques Nacionales era la dirección general de Medio Ambiente, hoy dirección general d’Espais Naturals i Biodiversitat. En cambio dependemos del Serveis d’Espais Naturals, como todos los demás espacios protegidos y reservas de Balears, entre los que se reparte el presupuesto disponible», lamenta. «Es un caso único en España, donde el personal de los parques nacionales está dotado de un servicio propio que agrupa todas las actividades o de una entidad jurídica propia, como ocurre en Castilla-La Mancha con Cabañeros y Tablas de Daimiel», explica. «Y el director del Parque Nacional es equiparable al director de un Museo Nacional. Aquí, en cambio, el personal del Parque Nacional depende de un servicio de una dirección general y por no tener no tiene ni sede propia, cuando en el pasado hubo un proyecto para construir la sede en la Torre den Pau, en Palma», recuerda.

«Estas circunstancias -admite Romero-, la falta de financiación y el papel de Ibanat en el parque, que aporta personal y recursos, pero sobre el que no tenemos ninguna jerarquía, crea un gran problema de falta de integración y control», considera. «Además de vernos afectados por los gastos del las reservas y espacios naturales del Mallorca como si fuéramos uno más», denuncia.

«Todo son parches», lamenta Romero. «No contamos con un presupuesto asignado de partida. Ante cualquier nuevo gasto es necesario solicitar si hay disponibilidad económica, sin saber nunca si se va a poder acometer o no. A veces resulta denigrante y el personal está muy afectado por estas situaciones, porque trabaja mucho y el trabajo no se ve. Y la falta de inversión hace mucho daño al mantenimiento del Parque», lamenta.

«Antes del traspaso de la gestión de Cabrera a la Comunidad Autónoma, el presupuesto anual se cerraba en el primer trimestre, sabiendo en todo momento de qué cantidad disponíamos», recuerda Romero.

Una muestra más del desintertés del Govern por dignificar el Parque Nacional es que su Plan Rector de Uso y Gestión está caducado desde el año 2012. «En su día se realizó el borrador completo que finalmente no se llegó a aprobar, porque es una herramienta que compromete a la Administración y compromete también un presupuesto. Ahora se tendría que hacer de nuevo».

La única área de Cabrera que no se ha resentido de la infradotación, relata Romero, es la investigación, que depende de la financiación estatal y que mantiene al Parque Nacional de Balears como el que más proyectos presenta de toda la red.

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