El confinamiento se tradujo en un descenso de denuncias por violencia de género que no responde a la realidad de las mujeres mayores. Así lo afirmó ayer Carmen Orte, catedrática de la UIB y directora del Anuario del Envejecimiento, que pronosticó un incremento de denuncias a corto y medio plazo. 

«Habrá un rebrote. Durante el confinamiento hubo una disminución de las denuncias porque las posibilidades que tenían estas mujeres de ir a la policía eran bajas y además asumían mucho riesgo. Es un tema muy serio y lo vamos a ver en toda su gravedad», avanzó Orte.

«Una querría dar buenas noticias, pero la realidad es que durante el estado de alarma se cerraron servicios, casals, y puntos de atención a mujeres maltratadas. Había un teléfono, pero al final tienes que convivir con un maltratador las 24 horas sin posibilidad de comunicarte. No es fácil», subrayó esta profesional.

Orte ha colaborado directamente en el Anuario con un artículo, firmado con otros especialistas, en el que pone de manifiesto la importancia de los casals o centros de reunión de personas mayores. «La covid ha hecho saltar las costuras del sistema, también de los casals. Hubo que cerrar servicios y pedir a la gente que se quedara en casa. Si tienes una vivienda en condiciones, eso no es un problema. Pero sí lo es cuando no tienes agua caliente, teléfono o electricidad. Ni una pensión de jubilación que te permita ir al supermercado», explicó Orte. 

En este contexto, los casals tuvieron mucha importancia «por el esfuerzo de las trabajadoras de para hacer llegar alimentos o simplemente hacer una llamada de teléfono», destacó esta catedrática. «En ocasiones el trabajador del casal era el único contacto que tenían los mayores», añadió.