Los feriantes de Mallorca están desesperados. Llevan más de ocho meses sin poder trabajar y, por tanto, sin recibir ingresos económicos. No cobran nada, pero los gastos se van acumulando y la mayoría ya ha apurado los pocos ahorros que tenían. Además, debido a que pertenecen a un sector que no tiene derecho a recibir ayudas públicas, se han visto obligados a ir pagando los impuestos de los vehículos que utilizan, así como los pagos de los préstamos por la compra de maquinaria. Esta crisis está afectando a unas 50 familias, la mayoría con hijos y empleados a su cargo, que jamás hasta ahora lo habían pasado tan mal como en estos momentos. Los afectados se manifestaron ayer frente al Parlament para conseguir una solución a su problema.

Francisco Javier Orus es uno de los feriantes afectados. Se gana la vida con varias atracciones de su propiedad, como coches de choque o simuladores. Desde que ordenaron la paralización de su actividad y no le permiten trabajar como consecuencia de la pandemia sanitaria, no está ingresando dinero, hasta el extremo de que «no tengo ni para comer». Afirma que «no queremos ayuda, solo pedimos poder trabajar para salir adelante». El empresario no entiende la razón por la que la administración ha autorizado la instalación de un circo en el solar de Son Fusteret, «mientras que a nosotros, que representamos a muchas familias, no nos permiten trabajar». Acepta que por la situación sanitaria se hayan prohibido las ferias en las distintas localidades, pero propone que les permitan colocar sus instalaciones en terrenos pequeños, e incluso si es necesario que estén aislados, para que la «gente se pueda divertir». El feriante, que tiene a cinco hijos a su cargo, asegura que ya ha terminado los ahorros que tenía, y que en estos momentos ni siquiera tiene dinero para poder comprar los libros «que necesitan mis hijos. Y es que apenas tengo para comer», lamenta.

Desesperados

Bernat Bisquerra, representante de la asociación de feriantes, también coincide en que la situación de este sector es desesperada, porque llevan más de ocho meses sin poder trabajar y sin ingresos económicos. Ha sido uno de los portavoces que está negociando con la conselleria de Sanitat para encontrar una solución, pero se queja de que todos son buenas palabras, «pero el problema no se soluciona y seguimos sin trabajar».

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El ocio infantil y los feriantes claman por la reapertura ante el Parlament B. Ramon

Bisquerra explicó que al inicio de la temporada varios feriantes compraron instalaciones nuevas, que financian a crédito, que apenas las han podido amortizar y que en estos momentos carecen de capacidad económica para afrontar los pagos. El representante del colectivo insistió ayer en que los feriantes de Mallorca no quieren ayudas económicas públicas, sino solo que les dejen trabajar. Coincide en que los feriantes podrían ocupar pequeños terrenos y asegura que están en condiciones de cumplir todos los requisitos sanitarios.