A diferencia de la primera ola del coronavirus, en que los casos que se diagnosticaban aumentaban exponencialmente, y eso que sólo se hacía pruebas a aquellos casos con cuadros clínicos de ingreso, y en que gracias al confinamiento domiciliario, empezó a caer rápidamente en picado, la segunda ola no llega en ninguno de sus indicadores a los picos de marzo y abril, pero, sin embargo, se mantiene en cifras muy elevadas con el paso del tiempo.

Así lo refleja la evolución de los dos principales indicadores de la presión hospitalaria de la pandemia en el archipiélago. Lo que queda reflejado en las gráficas que acompañan esta información.

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Mientras en lo que se refiere a ingresos, si en la primera ola se superaron los 500 casos en los hospitales de la isla -a pesar de que muchos casos leves se limitó a pedirles aislamiento en su casa-, en esta segunda ola sólo se han superado los 300 casos a finales de agosto, eso sí, desde entonces las hospitalizaciones por covid siempre han estado por encima de los 150 casos. Lo mismo ocurre con los ingresos en unidad de cuidados intensivos (UCI). Si en la primera ola se superó el centenar, en esta segunda ola apenas se han alcanzado los 70 casos. Eso sí, de la misma manera que con los ingresos, en más de tres meses las unidades de cuidados intensivos no han bajado apenas de los 40 pacientes ingresados por el coronavirus. Con todo, ambas curvas muestran una lenta tendencia a la baja.

Gráfico de los ingresos y ingresos en las UCI en Baleares durante las dos olas de coronavirus.

Gráfico de los ingresos y ingresos en las UCI en Baleares durante las dos olas de coronavirus.