La sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo ha fallado en contra de las pretensiones del Estado y Balears podrá finalmente gestionar en solitario todo el Parque Nacional de Cabrera , 90.800 hectáreas, incluida la zona marítima de la ampliación, aprobada en febrero de 2019 y verdadera causa del conflicto de competencias.

El conseller de Medio Ambiente y Territorio, Miquel Mir, celebró ayer la decisión del tribunal y calificó la sentencia como una «noticia histórica» . Además, anunció que ya ha pedido una reunión urgente con el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán, para resolver la nueva dotación económica y de personal que cree que le corresponde recibir a la Comunidad autónoma para gestionar correctamente la parte ampliada.

Mir se mostró eufórico: «No es solo una victoria para el medio ambiente, es una victoria de país», aseguró, después de agradecer a la Abogacía de la Comunidad el trabajo realizado.

El recurso del Govern, que generó una auténtica crisis en el Ministerio, fue directamente contra dos de las disposiciones del Estado, la que establecía que la gestión de las aguas exteriores marinas incorporadas al parque correspondía al Estado y la inexistencia de evidencias científicas que avalasen la continuidad ecológica de ecosistemas entre el archipiélago de Cabrera y sus nuevas aguas exteriores.

El Govern interpretó que la administración competente para gestionar el parque no es el Estado, sino la comunidad, tal como ha ocurrido desde el traspaso de las competencias en 2009. Y defendió ante el tribunal que, precisamente, la ampliación del parque es una consecuencia directa del interés de la comunidad, que es la que impulsó el proyecto.  

El argumento de la continuidad ecológica lo pudo demostrar sin lugar a dudas con los informes científicos que presentó, elaborados por el personal propio del parque y por la aportación de entidades conservacionistas como Oceana.

Imagen del puerto de Cabrera

El Supremo en su fallo anula las disposiciones incorporadas por el Estado relativas a sus competencias y a la ausencia de continuidad ecológica. Y resuelve «la procedencia de la gestión unitaria del Parque Nacional resultante de la ampliación, por la Comunidad Autónoma de las Illes Balears, sin perjuicio de las competencias que la legislación general o sectorial atribuya a distintos órganos de la Administración General del Estado o a sus organismos públicos vinculados o dependientes y de los correspondientes mecanismos de coordinación y colaboración interadministrativa». Además impone las costas del proceso al Estado. 

El conseller de Medio Ambiente, Miquel Mir, comentó la sentencia que da la razón a Baleares

La ampliación de febrero de 2019 supuso un incremento de 80.779 hectáreas marinas en la superficie protegida de Cabrera que, con un total de 90.800 hectáreas, se convertía en el parque nacional marítimo más grande del Mediterráneo occidental. 

La ampliación permitió también incorporar al parque 12 de los 13 sistemas naturales marinos que la Ley de parques nacionales obliga a incluir en su red para la conservación.

Lugar clave en la ruta migratoria de aves, Cabrera constituye el mejor exponente de ecosistemas insulares no alterados del Mediterráneo español. Cobija toda la riqueza natural de este conjunto de islas e islotes calcáreo que van desde importantes colonias de aves marinas, especies endémicas, y uno de los fondos marinos mejor conservados del litoral, según ha documentado el Ministerio.

El parque recibe más de 150 especies de aves en su ruta migratoria, tanto en otoño como en verano, como la gaviota de Audouin o el halcón de Eleonora. 

Sus fondos marinos albergan praderas de posidonia cuyos tallos dan cobijo a numerosos peces como la chopa, la vaca, la dorada, el dentón, la lubina o la salpa, que se alimenta de sus hojas. También se pueden apreciar en ellos erizos, sepias y nacras, el un enorme molusco que emplea la pradera submarina como escondite y está prácticamente extinguido en todo el Mediterráneo. Sus fondos rocosos son paraísos de la biodiversidad donde habitan los meros, las escórporas y rascacios, los pulpos, las morenas, y los congrios, todos ellos moradores de sus cuevas y recovecos.

Vista aérea de la ensenada natural del puerto de Cabrera con el castillo al fondo