Interior ha denegado la condición de refugiado político a un ciudadano argelino, llegado a Mallorca en patera, que alegó que era homosexual y que temía las represalias que podía sufrir en su país como consecuencia de esta condición sexual. Esta decisión política ha sido confirmada por un tribunal de la Audiencia Nacional, que entiende que el migrante no ha podido demostrar cuál sería la persecución que podría sufrir si regresaba de nuevo a su país. España había decretado su expulsión por encontrarse de forma irregular en el país.

El ciudadano argelino explicó que había mantenido relaciones sexuales con un chico en su país. A raíz de ello, su familia descubrió su condición de homosexual. Fue expulsado de su domicilio y los vecinos también le repudiaron por su condición sexual.

Sin embargo, los funcionarios que analizaron esta petición de asilo político no se creyeron la versión del migrante, que pidió protección cuando estaba a punto de ser expulsado y devuelto a su país. Los jueces coinciden con esta valoración y ponen en duda que en algún momento este individuo pudo estar en peligro en su país por su condición sexual.