«No, no hay ningún cambio genético en el SARS-CoV-2, no ha mutado y se ha hecho más virulento. Su virulencia es la misma que durante la primera oleada», considera el virólogo de Son Espases Jordi Reina, para quien las advertencias del presidente francés Emmanuel Macron a sus compatriotas de que está llegando un coronavirus más letal tan solo obedecerían a un intento de hacer más digerible la anunciada vuelta al confinamiento poblacional en el país vecino.

«Quizá sí ha conseguido una mayor capacidad de transmisión entre los seres humanos, en cierta manera se puede haber humanizado», concede el experto, que añade para concluir que «además se lo hemos puesto más fácil con las reuniones sociales de este verano tras los meses de confinamiento y desescalada».

Su compañero Xavier Mesquida, presidente de la comisión de enfermedades infecciosas del hospital de Manacor, coincide con Reina en que «la cepa no es diferente» aunque apunta a que en algunos países europeos se baraja la posibilidad de que en esta segunda ola esté circulando por ellos una cepa procedente de Aragón.

«La única diferencia es que en la primera ola solo diagnosticábamos a los pacientes que llegaban graves al hospital. Ahora hacemos PCR a todo el mundo, pero el comportamiento del virus sigue siendo el mismo: El 80% de los afectados lo pasa de manera leve y del 20% restante un 15% puede requerir ser hospitalizado y un 5% ingresar en la UCI», detalla el especialista.

El problema es que ahora se está dando una transmisión comunitaria muy importante, alerta Mesquida, que advierte de que «si no paramos este ritmo de contagios, corremos el peligro de volver a pasar por lo que pasamos durante la primera ola». Y la única fórmula para rebajar la transmisión es extremar las medidas de seguridad, reducir al máximo las relaciones sociales y actuar con responsabilidad, concluye.