«En 2017 acabé la especialidad de médico de familia que comencé cuatro años antes en el hospital de Son Llàtzer y en el centro de salud de es Trencadors y me ofrecieron un contrato de un año en el que comprobé no solo la precariedad laboral que padecemos los médicos en España sino también la altísima presión asistencial que soportamos», explicaba ayer el médico de familia Javier Torres desde Lincolnshire, condado del Reino Unido al que decidió mudarse con toda su familia para mejorar sus condiciones laborales, económicas y profesionales tras haberse formado como especialista en Balears.

Tal y como han denunciado los médicos en huelga, en la última década no menos de 18.000 médicos formados en este país con un coste de unos 200.000 euros per cápita han «emigrado» a otros países en busca de mejores oportunidades laborales. El doctor Torres es uno de ellos y explica a continuación qué le impulsó a hacerlo.

«Te ofrecen un contrato inicial de tres años en los que trabajas de lunes a viernes con una tarde libre a la semana, sin tener que hacer guardias y con un mes y medio de vacaciones por unas 90.000 libras anuales», revela el doctor Torres, que añade que, además, «el médico de familia solo atiende a los pacientes citados, no asiste las urgencias que puedan surgir»

También habla el médico de la carrera profesional y compara la que se ofrece en España en la que tarde o temprano, dice, «acabas tocando techo, no puedes prosperar», con la del Reino Unido en la que a medida que el profesional se va especializando y adquiriendo más conocimientos puede llegar a ser partner (socio) de su centro de salud beneficiándose además de la mayor afluencia de fondos públicos para aquellos centros que ofrecen más variedad asistencial y tienen mejor controlados a sus pacientes. «Un socio puede llegar a cobrar unas 120.000 libras anuales. No se trabaja poco aquí, pero al menos no tienes que cubrir las bajas de tus compañeros», diferencia.

«En España abusan del hecho de que esta carrera es vocacional, de que estamos haciendo lo que nos gusta y de que nos dedicamos a mejorar en nuestras carreras y a ayudar a nuestros compañeros cuando lo necesitan. En España muchas veces no se busca premiar la excelencia (el esfuerzo de un profesional por formarse y avanzar en su carrera) sino complacer ciertas políticas», concluye este médico emigrado aludiendo a la exigencia del catalán.