Maria Antònia Munar ya puede abandonar la celda de la cárcel de Palma donde ha estado los últimos siete años privada de libertad tras ser condenada a catorce años de prisión. A partir de ahora empieza un nuevo régimen de semilibertad, que se mantendrá hasta que haya pagado todas las deudas que asumió con los tribunales. La expresidenta del Consell de Mallorca ha conseguido que el mismo tribunal que ordenó su ingreso en prisión, le haya concedido ahora el tercer grado penitenciario. Es decir, a partir de ahora solo tendrá que dormir en el centro penitenciario de lunes a jueves. El resto del tiempo podrá disfrutar de libertad.

Este nuevo régimen se concede en contra del criterio de la Junta de Tratamiento de la cárcel, que apostaba por mantener a Munar en segundo grado penitenciario. Los técnicos entendían que aún le quedaba mucho tiempo para alcanzar las tres cuartas partes de cumplimiento, añadido a la gravedad de los delitos que había cometido. La Junta, además, entendía que el nivel de riesgo de que Munar volviera a cometer un delito era medio-alto.

Esta decisión interna de la cárcel ha sido revocada a través del recurso que planteó el abogado defensor de Munar, Gaspar Oliver, al que también se sumó la fiscalía. Es decir, defensa y acusación coincidían en que había llegado el momento en el que la reclusa se había hecho merecedora de iniciar un nuevo régimen penitenciario. Y la circunstancia definitiva por la que la fiscalía apoyaba que se le diera el tercer grado a Munar es que el pasado mes la expolítica abonó 533.591 euros al Consell de Mallorca, la institución que había resultado perjudicada por el delito de corrupción al que fue condenado. A esta cifra había que sumarla el casi medio millón más que ya había pagado con anterioridad, sin olvidar que todo el patrimonio de la antigua política está embargado. Por tanto, el largo periplo judicial que ha tenido que superar Munar le ha supuesto pagar una factura de casi un millón de euros, salido de su patrimonio personal. Una cantidad, sin embargo, que no alcanza ni el 20% de la responsabilidad civil a la que fue condenada por los tribunales en las seis sentencias condenatorias a las que fue condenada.

El mismo tribunal que la envió a prisión y que conoce muy bien la trayectoria delictiva de Munar, ahora ha tenido en cuenta, en contra del criterio de la cárcel, todas las circunstancias por las que merece iniciar un nuevo régimen penitenciario de semilibertad. Circunstancias que se basan sobre todo, además de que está asumiendo el pago económico que le corresponde, el largo tiempo que ya lleva cumplido en prisión, su buen comportamiento en la cárcel, que no sufra adicciones a las drogas o al alcohol, y que cuenta con apoyo familiar.

Desde que en el verano del año 2013 la Audiencia ordenó el ingreso en prisión de Munar, su paso por la cárcel de Palma ha sido casi ejemplar. Se ha adaptado a su situación y ha participado en todas las actividades que se venían organizando en la cárcel. Desde que ingresó y hasta ahora ha disfrutado de veinte permisos de salida, sin ningún tipo de incidente.

En la resolución que se conoció ayer, el tribunal confirma que «la penada tiene cumplida la mitad de la condena y ha abonado aproximadamente un 19% de las responsabilidades civiles».

La valoración que realiza el tribunal no coincide con el criterio que defendía la Junta de Tratamiento de la cárcel, que se oponía a aplicar este régimen de semilibertad de la reclusa. Los jueces han tenido muy en cuenta, además de todo el tiempo que ya ha cumplido entre rejas, otros factores en favor de Munar. «Hay que tener presente la edad de la penada y el hecho de que no ostenta ningún tipo de cargo público, siendo en este ámbito en el que se cometieron los hechos delictivos, por lo que entendemos que será muy difícil que se dé una reiteración delictiva». También se ha tenido muy en cuenta el comportamiento que ha mantenido en los últimos juicios que afrontó Munar, que ha sido condenada en seis ocasiones. «Manifestó su conformidad con los hechos y con la acusación».

De los delitos más graves por los que cumple condena, y por lo que todavía le queda por cumplir, destacan el caso Maquillaje y los dos juicios del caso Can Domenge. Munar llegó a reconocer que había cobrado un soborno económico.