«Tuvimos un pulmón de aire en julio pero nos pegamos el batacazo después. Las empresas no pueden hacer planificación». Susana Carballido, responsable del sector aéreo en CCOO Balears, resume la situación que se enfrenta en el aeropuerto de Palma. «De un día para otro Vueling ha cancelado 80 vuelos para lo que queda de mes». Sirva de ejemplo.

Las aerolíneas están desbordadas ante la incertidumbre de la pandemia. Conocer su programación para la temporada de invierno es casi un imposible, cambia constantemente y las previsiones que maneja la AECFA (Asociación Española para la Coordinación y Facilitación de Franjas Aéreas) ni siquiera es fiable. Si atendemos a sus datos más recientes, para noviembre se prevé en Son Sant Joan un 41% menos de plazas aéreas y una caída en vuelos del 43%

Ante el panorama de octubre, se vislumbra un noviembre «desolador», dice Carballido, y este mes lo que se ve es «una cinta de maletas que se mueve, lo que no se había visto ni en febrero», el mes con menos movimiento en el aeropuerto palmesano. 

Este pasado fin de semana, la previsión de vuelos diaria superaba los doscientos vuelos, pero como explica Carballido, la ocupación es de un 40% de media.

Mostradores de ‘rent a car’ abiertos en la zona de llegadas, tambíen desangelada.

Echando la vista al verano, entre julio y septiembre Son Sant Joan recibió 2,8 millones de pasajeros, frente a los 8,4 millones de la temporada de 2019.

Desde la torre de control del aeropuerto se constata estos meses atípicos. Desde aquel mayo en el que incluso había días sin aviones (500 en todo el mes frente a los 11.000 del mismo mes del año antes), hasta un julio en el que hubo cierto optimismo, con 6.000 movimientos, eso sí lejos de los 14.000 de 2019. En agosto se registraron 7.000 vuelos, la mitad que el mismo mes del año anterior, hasta que con las restricciones europeas septiembre cayó, al igual que octubre, un mes que se está comportando como marzo, explica la controladora Mara Riosalido, delegada de USCA en Balears. 

«El invierno ha empezado este mes». Y a pesar de toda esta bajada de actividad, «Palma ha sido el décimo aeropuerto de Europa», constata Riosalido

Lo qué sí ha tenido un comportamiento «espectacular» ha sido el tráfico de jets privados de tamaño medio, por lo que el volumen de tráfico gestionado para los controladores no ha caído tanto.