«Febrero es el mes más corto del año, pero ojalá el de 2021 solo tuviera 15 días porque se nos va a hacer eterno», afirma el representante de una de las grandes cadenas comerciales implantadas en las islas, un comentario respaldado por las patronales de los sectores más vinculadas al gasto directo que realizan las familias y de las que agrupan a las pequeñas y medianas empresas. Porque el pronóstico que éstas y los economistas consultados realizan es que en esas fechas el consumo mallorquín va a tocar fondo, una vez agotadas buena parte de las reservas de muchos consumidores de la isla tras la Navidad y concluida en enero la ayuda especial aprobada para que los fijos discontinuos tengan garantizado el 70% de su salario.
A esta previsión se suma otro factor que en este momento está generando «auténtico miedo» entre muchos empresarios, especialmente de pequeño y mediano tamaño. Los créditos ICO que se han concedido para dar liquidez a muchísimos negocios contemplaban un año de carencia, lo que supone que hay que comenzar a devolver ese dinero a partir de abril y mayo del próximo ejercicio en la mayoría de los casos. Y son muchos los que no se ven capaces de hacerlo a la vista de la pésima evolución que se está dando en su facturación.
La fecha de febrero de 2021 se señala como clave, por dos hechos fundamentales. Uno es que las reservas económicas de muchas familias llegarán a ese mes considerablemente «tocadas» tras el pequeño esfuerzo en su consumo que se espera para las fiestas navideñas, especialmente por lo que respecta a los regalos para los más pequeños. Además, se anuncia que en esta campaña de Navidad apenas se van a registrar refuerzos de plantilla en comercio y restauración, unos contratos temporales que permitían obtener unos ingresos extras, especialmente para los jóvenes. Es decir, se augura una Cuesta de Enero especialmente empinada.
Pero hay otro elemento de enorme relevancia. La prestación especial que se ha aprobado para los fijos discontinuos (unas 85.000 personas en las islas disponen de ese tipo de contratos), que les permite cobrar el 70% de su salario una vez concluida la temporada turística, tiene como fecha límite el 31 de enero. Eso supone que muchos pueden ver sus ingresos limitados a partir de ahí a un subsidio de 430 euros. A ello hay que sumar a los asalariados que se van a ir incorporando a nuevos ERTE derivados de las restricciones que se puedan ir adoptando.
El ‘Febrero Negro’
La suma de todos estos elementos y su confluencia en el mes de febrero lleva a empresarios y economistas a pronosticar una caída en el consumo sin precedentes, limitando éste a los productos más básicos, como la alimentación, e incluso buscando rebajar el gasto en este último apartado, según la previsión de algunas de estas cadenas de distribución.
Eso hace que los presidentes de las patronales más vinculadas al consumo de los hogares coincidan en augurar el citado ‘Febrero Negro’, ante la previsión de una caída en su facturación sin precedentes. Hay un aspecto destacado por algunos economistas: la degradación económica en la que se ha entrado, en el que cada mes es peor que el anterior
La esperanza está puesta en que la celebración de la Semana Santa, que se iniciará el 28 de marzo con el Domingo de Ramos, vaya acompañada de la reapertura de una parte de la planta de alojamiento y del llamamiento de algunos de sus trabajadores fijos discontinuos, lo que supondría para estos recuperar su salario completo, en lugar de percibir solo el 70% de la prestación por desempleo para los que tuvieran derecho a ella o el subsidio de 430 euros.
Hay otra posibilidad que los empresarios no descartan: que el Gobierno central, aunque sea en el último minuto como sucedió a finales de septiembre, apruebe una nueva prolongación de los ERTE y de las ayudas a los fijos discontinuos más allá de enero.
Pero además de coincidir en el diagnóstico expuesto hasta ahora, hay un aspecto sobre el que hacen especial hincapié los presidentes de la federación de las pymes de Mallorca (PIMEM), de las organizaciones de comercio Afedeco, Pimeco y Abaco y de Restauración-CAEB, Jordi Mora, Toni Gayà, Antoni Fuster, Joan Ripoll y Alfonso Robledo, por este orden. Y es en que miles de pequeñas empresas van a llegar extenuadas y al límite de su capacidad de aguante a ese ‘Febrero Negro’.
Devolución de los ICO
El drama para ellas es que se puede tocar fondo en los niveles de consumo, y por tanto de ingresos, precisamente cuando tienen que empezar a devolver los créditos ICO que solicitaron durante los primeros meses del estado de alarma (marzo, abril y mayo), y sin tener reservas financieras para poder afrontar este compromiso. Por ello, una reivindicación compartida es que ese periodo de carencia se prolongue un año más, hasta 2022.
De no ser así, el pronóstico es igualmente compartido: la imposibilidad de cumplir con el compromiso de iniciar la devolución de los créditos cuando la temporada turística del próximo año apenas ha comenzado puede desencadenar una avalancha de cierres de pequeños y medianos negocios, con la consiguiente destrucción de puestos de trabajo, precisamente ante las puertas de un nuevo verano.
