Qué mejor manera de exponer cómo será Son Sant Joan al máximo de su capacidad, si siguen adelante los planes de crecimiento de Aena, que imaginar cómo será el recorrido de un pasajero en unas instalaciones ampliadas, pensadas para que pase el menor tiempo posible en ellas para que sean más los usuarios por hora. Así guió Gaspar Alomar, portavoz de la Plataforma contra la Ampliación del aeropuerto, a los diputados que siguieron ayer su comparecencia ante la comisión de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio  

El viajero irá por carretera, «la única manera de llegar» con unos accesos modificados para soportar mayor tráfico, donde se encontrará con más plazas de aparcamiento para vehículos, que crecerán casi un 26 %, sin tenerse en cuenta otro medio de transporte menos contaminante. 

Tras pasar el umbral de entrada se encontrará con una terminal cuya superficie habrá aumentado «considerablemente», con un incremento de mostradores de facturación, que ha sido posible tras la ejecución –ya realidad– del sistema automático de tratamiento de equipajes.

El pasajero ya no tendrá que subir a la planta superior para pasar el control de seguridad, pues accederá directamente por la misma planta de facturación, pasando así menos tiempo dentro de la terminal.

Después accederá a la primera planta, ya sin el control de seguridad y tampoco con la terraza al aire libre para fumadores: será un espacio de uso comercial. «De hecho» la superficie para tiendas crecerá un 29 %, pues un tercio de los ingresos de Aena son del sector comercial. 

La llegada hasta el embarque en los módulos A y D será más rápida porque se recortará el recorrido además habrá más puertas, un 46 % en el A y un 30 % en el D. También habrá más pasarelas para acceder a los aviones, en detrimento de los autobuses que van a pie de pista. Todo esto redundará en reducir el tiempo de embarque. Y las aeronaves, gracias a las calles de salida rápida, despegarán en menos tiempo.

No hay duda, critica Alomar: en Palma habrá incremento de pasajeros y de aviones.