La práctica totalidad de las más de 430 hectáreas quemadas en s’Albufera corresponden a cañizo, una planta que tradicionalmente ha sido infravalorada y asociada a la suciedad, pero que, según indica el director del parque natural, Maties Rebassa, “es todo lo contrario”. “Es un hábitat de conservación preferente y uno de los objetivos de s’Albufera es su preservación, ya que está en regresión en todo el continente”, señala.

El hecho de perder una masa tan importante de cañizo “es muy preocupante” para el futuro del humedal. Y no solo por la transformación radical del paisaje de s’Albufera, sino porque entre las cañas viven una gran cantidad de invertebrados e insectos que son la base de la alimentación de diversas aves en peligro de extinción como el hortolà de canyet, el agró roig o la boscarla mostatxuda, entre otras, cuya presencia en el parque natural mallorquín ya no está garantizada tras el desastre ambiental. “Simplemente, estas especies ya no tendrán donde ir”, apunta Rebassa. Por no hablar de la gran cantidad de anfibios y reptiles que el incendio ha matado.

Incendio de s'Albufera

Por su parte, el ornitólogo Toni Muñoz, del GOB, explica que, en condiciones normales, el paisaje quemado de s’Albufera volvería a recuperarse en el plazo de dos años porque el cañizo se regenera rápidamente. No obstante, las aguas del parque natural se están salinizando a marchas forzadas y los expertos ya no tienen tan claro que las cañas vuelvan a brotar con la misma facilidad que antes.

El peligro de este fenómeno es que el cañizo sea sustituido progresivamente por otras especies vegetales como la salicornia, “un hábitat que no es tan interesante desde el punto de vista conservacionista”, subraya el director del parque. Además, en el caso de que la recuperación del cañizo sea rápida, “no es lo mismo para las aves que el cañizo tenga un año o que lleve cuatro o cinco y esté más consolidado”. Por ello, la longevidad de las cañas de s’Albufera es fundamental para el ecosistema del parque.

Maties Rebassa prefiere no hablar de “desastre ambiental”, de momento. “Solo será un desastre si el cañizo no se recupera bien; por ahora podemos hablar de que el incendio producirá un importante altibajo que podría durar entre dos y tres años”.

Tanto Rebassa como Muñoz creen que el incendio ha sido provocado. “Alguien tendría que investigar por qué se producen incendios cada dos por tres, no es normal”, apunta el miembro del grupo ecologista GOB.