Entrar en el coche, quitarse la mascarilla y dejarla sobre el asiento del copiloto. Es una conducta de lo más habitual desde que este indeseado complemento se incorporó a la vida diaria. Pero no es muy correcto.

"Estás poniéndola en el asiento, donde otras personas ponen el culo. Y luego te la vuelves a poner en la cara", afirma un médico de Can Misses para tratar de dar una idea de por qué no se puede dejar la mascarilla tirada en cualquier lugar y de cualquier forma al quitársela por un corto periodo de tiempo.

"Hay que usar el sentido común", indica el profesional, que señala que para guardar correctamente el tapabocas no es necesario gastarse dinero en alguno de los productos que empiezan ya a venderse.

"En esto hay gente haciendo negocio", indica. Lo mejor, asegura, es dejarla en un lugar limpio y, sobre todo transpirable. Esto puede ser un simple sobre de papel o una bolsa de tela. "Hacer lo mismo que haríamos con una cuchara, un tenedor o, incluso, un chupa chups. No los dejaríamos en cualquier sitio. Ni sueltos en el bolso ni en el bolsillo", comenta este profesional del Área de Salud de Ibiza y Formentera.

Limpio y transpirable

El médico insiste en la importancia de mantener las mascarillas limpias ya que, de no hacerlo, podría ser perjudicial para la piel que cubre este elemento, que se ha convertido en imprescindible en la nueva normalidad. La suciedad, explica, puede empeorar patologías dérmicas que ya se sufran.

Por ejemplo, indica, el acné. Motivo por el que es imprescindible guardarlas en un lugar lo más limpio posible. Lo ideal, un espacio que no esté en contacto con nada más que con la mascarilla.

El lugar en el que se guarden durante el tiempo que no se vayan a usar debe ser, también, transpirable. Esto es importante para evitar que bacterias o gérmenes que pueda haber en la mascarilla, al estar ésta en un lugar cerrado, se reproduzcan.

Esto ocurriría, por ejemplo, en el caso de que se guardaran en una fiambrera o en cualquier otro recipiente de plástico. "Se trata de un material que genera mucha humedad y sin ninguna ventilación, que es justo lo necesario para que crezcan estos gérmenes", continúa el médico, que recuerda que las mascarillas quirúrgicas no son reutilizables. Es decir, que no se deben lavar y volver a usarlas. Otro de los problemas de guardar las mascarillas en un lugar que no transpire es la humedad. Si la mascarilla está húmeda, pierde eficacia.

"Quitársela y ponérsela en la muñeca, en el codo o la barbilla tampoco es bueno porque ahí puede haber otro tipo de gérmenes que, al volver a colocárnosla, llevemos a la boca y la nariz", explica el médico sobre otra estampa muy habitual de la nueva normalidad.

Colgarla del retrovisor, otra imagen de lo más común, tampoco es recomendable. No sólo porque "resta visibilidad" sino porque también puede coger gérmenes que haya en el vehículo. Dejarla sobre la superficie más a mano (la mesa del trabajo o de casa) o meterla en el bolso con todos los cachivaches tampoco es buena opción, ya que la mascarilla cogería todos los gérmenes que hubiera.

Empeorar el acné

El médico hace mucho hincapié en la especial importancia de mantener limpia la mascarilla, especialmente en el caso de los adolescentes, cuya piel es muy sensible. Y aún hay que reforzar mucho más la higiene de este elemento si sufren de acné. "Igual un estafilococo en la mascarilla que crece a mí no me hace nada, pero en un adolescente con acné o con la piel delicada puede suponer un problema", insiste.

Así, lo ideal para guardar la mascarilla durante un rato es una bolsa de tela o, en su defecto, un sobre. En ambos casos debe dárseles únicamente ese uso, indica el médico, que matiza que, por muy poco tiempo, un recipiente de plástico o cristal sería "un mal menor" respecto a otras opciones como el bolso, el bolsillo, el asiento del copiloto, una superficie sin desinfectar u otras partes del cuerpo. "Al menos esos recipientes están limpios".