Continúa la llegada masiva de migrantes en patera a Mallorca. Ayer se volvió a localizar a un total de 37 personas, que habían arribado a la isla en tres embarcaciones distintas. Entre los tripulantes de las pateras se encontraban tres menores, uno de ellos un niño de solo 20 meses, así como sus respectivas madres.

Las pateras fueron localizadas una vez que lograron llegar a la playa, donde desembarcaron sus ocupantes, si bien todos ellos fueron interceptados por la Guardia Civil. En los últimos dos días se han interceptado en aguas de Balears a un total de 241 personas, que habían decidido abandonar su país para iniciar una nueva vida en Europa. Una cifra récord que hasta ahora no se había producido en las islas, lo que justifica que las autoridades sospechen que las mafias están utilizando el canal de Balears para poder trasladar a los migrantes a su nuevo destino.

La primera embarcación fue localizada a primera hora de la mañana de ayer en la costa de la Colònia de Sant Jordi. La barcaza había logrado llegar a tierra, con doce tripulantes a bordo. Esta era la patera en la que viajaban los tres menores, entre los que además del bebé de 20 meses había otro niños de once años, acompañados de sus familiares, en concreto sus madres. Todos los tripulantes fueron atendidos por los servicios sanitarios y entregados a la Guardia civil.

Poco tiempo después se localizó la segunda patera. Había llegado a Cala Santanyí y, al igual que la otra embarcación, consiguió llegar a tierra. A bordo, en esta ocasión viajaban once migrantes, todos ellos argelinos, que fueron interceptados por la Guardia civil y por la Policía Local del municipio. En la localidad vecina de Campos se localizaron a los otros tres individuos, que posiblemente también habían llegado en la misma embarcación.

La tercera patera fue localizada también por la mañana. Las doce personas que habían logrado desembarcar fueron localizadas caminando por la carretera del Cap Blanc, en el término de Llucmajor. Sin embargo, la lancha en la que habían llegado fue encontrada abandonada en la costa de Tolleric.

La inmigración ilegal se ha convertido en un gran problema para Balears, como demuestra el dato de que este año ya han llegado medio centenar de pateras a las islas y se ha interceptado a más de 650 migrantes. Las autoridades se han tenido que esforzar a fondo para dar asistencia sanitaria a todas estas personas, ya que muchas de ellas llegan con problemas de salud después de haber superado una larga travesía marítima.

A todas estas personas que intentan llegar al archipiélago de una forma irregular, una vez en tierra, se les realiza una prueba de PCR, dado que se intenta averiguar si alguno de ellos está contagiado con coronavirus.

Según explicaron fuentes de la Delegación del Gobierno, seis de los migrantes que fueron trasladados el martes al puerto de Palma, después de ser interceptados en barca en alta mar, han dado positivo en esta prueba de virus. En cambio, ninguno de los tripulantes de las dos embarcaciones localizadas en aguas de Formentera, ha dado positivo de coronavirus.

Como se viene aplicando en los últimos meses, los extranjeros contagiados tendrán que superar una fase de aislamiento. Lo mismo se aplica a las personas que viajaban con ellos en la embarcación. El resto de extranjeros en situación irregular serán trasladados en los próximos días a la Península, dado que en Balears no existe capacidad para hacerse cargo de ellos.

La pandemia provocó que se cerraran todos los centros de internamiento. Como solución provisional, las autoridades entregan a estas personas a distintas organizaciones de voluntarios. Muchos de los migrantes, al no estar detenidos, aprovechan esta situación para marcharse a otros países europeos.