La delegada del Gobierno en Balears analizó ayer el fenómeno migratorio que ha sufrido el archipiélago balear durante las últimas 24 horas, con la llegada de ocho pateras con 204 migrantes a bordo. Estos trayectos migratorios se han venido repitiendo durante todo el verano, según recordó Aina Calvo, que señaló que este año se han detenido a casi 600 personas que pretendían llegar a Europa a través de Balears. A pesar del número tan elevado de extranjeros interceptados, la delegada del Gobierno aseguró que estos migrantes no pretenden quedarse en las islas, por lo que Balears, en realidad, “es una estación de tránsito para estas personas”, dado que todos ellos pretenden llegar a Europa para iniciar una nueva vida lejos de su país.

En declaraciones en Manacor, donde presidió la junta de seguridad, la representante del Gobierno detalló que ya ha ido informando al ministerio de Interior de la transformación que está sufriendo el fenómeno migratorio en las islas. Y que esta misma información la ha facilitado también al Govern balear

Calvo calificó también de “dato histórico” las cifras que registró ayer este fenómeno migratorio, ya que hasta ahora en un solo día no se habían interceptado tantas pateras, ni localizados a tantos migrantes. Ante la obligación que tienen las autoridades de atender a estas personas, la delegada del Gobierno quiso agradecer la labor, tanto de la Policía, como del personal de Cruz Roja, que se encarga de asistir a los tripulantes de estas pateras.

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Aluvión de pateras en Baleares: llegan 164 migrantes en una noche

Calvo confirmó que estas personas estarán bajo custodia policial durante 72 horas. A todos ellos se les realizará una prueba de PCR para comprobar si alguno está contagiado con coronavirus. Los posibles infectados tendrán que cumplir la cuarentena en un lugar aislado, mientras que el resto de personas serán trasladadas a la Península. En estos momentos no hay ningún centro de internamiento abierto, dado que todos ellos tuvieron que cerrarse como consecuencia de la pandemia. Los migrantes son entregados a distintas ONG para su custodia, pero ninguno de ellos es repatriado de forma inmediata.