La residencia Bell Entorn, en la que ayer se acababa de comunicar la muerte de su segundo residente a consecuencia de un brote de covid-19 de enormes dimensiones detectado a comienzos de este mes de septiembre, ha sido intervenida por el Govern en un momento en el que ya han fallecido dos ancianos y tiene a otros 83 usuarios contagiados, 50 de los cuales se encontraban ayer hospitalizados.

Teniendo en cuenta la fragilidad de estas personas y la manera con la que el SARS-CoV-2 se ensaña con estos colectivos, esta residencia puede convertirse en la némesis de este Govern en lo que a su gestión de estos centros residenciales durante la pandemia se refiere.

Con el nuevo óbito de ayer, ya se contabilizan un total de 124 muertes de ancianos en las residencias de esta Comunidad sobre un total de 280 óbitos desde el inicio de la pandemia, el 44,2% del total [En la cifra de muertes oficial facilitada por la consellleria de Salud–277–, faltan por contabilizar las tres últimas muertes en geriátricos].

Pero lo más preocupante es que de los 55 fallecimientos provocados por la covid en esta segunda oleada, 35 proceden de las residencias de ancianos. El porcentaje de muertes en este ámbito en esta fase pandémica asciende hasta el 63,6% del total, casi veinte puntos por encima del cómputo global. Si la gestión de las residencias está siendo todo lo diligente que debería es algo que el tiempo determinará, pero lo cierto es que las cifras empeoran. Y mucho.

Esta situación es lo que motivó que, a primera hora de la tarde de ayer, la conselleria de Salud ordenara, de acuerdo con el Institut Mallorquí de Afers Socials (IMAS), la intervención de la residencia privada Bell Entorn de Sóller. Justificó la intervención “para contener los contagios de covid-19” y “asegurar la atención adecuada a los usuarios”

La intervención para “contener los contagios” se produce con 83 usuarios infectados, 50 de ellos hospitalizados, y con 33 profesionales que les atendían en cuarentena domiciliaria, también contagiados.

 Según las cifras facilitadas por el Govern, 102 de los 152 residentes del geriátrico permanecerían en el establecimiento asistencial, todos excepto los hospitalizados. El Ejecutivo se comprometió a que los 33 residentes positivos que no han sido ingresados, “todos asintomáticos”, estarán convenientemente aislados

La nota oficial señala que “después de que los cribados realizados de manera conjunta por parte de las dos administraciones hayan demostrado que un elevado número de residentes y trabajadores se han contagiado y dado que esto ha puesto de manifiesto que las acciones llevadas a cabo por este centro para controlar la propagación de la enfermedad han resultado insuficientes, el IMAS y el Govern han decidido asumir el control de la gestión sanitaria asistencial del centro para garantizar la protección de los mayores”.

Durante 20 días

Por esto se ha decidido intervenir la gestión sanitaria asistencial en relación a todos los procesos relacionados con la covid-19 y para ello se ha designado a una coordinadora sanitaria cuyas funciones serán las de controlar, coordinar y dirigir la actividad asistencial sanitaria del centro, liderando al equipo de personal de la residencia y, en su caso, al que le sea asignado por parte del Servei de Salut. A partir de ahora, el personal, el equipo directivo y la titularidad de este centro, así como los propios residentes, se regirán por las instrucciones, órdenes y disposiciones que emita la coordinadora. Esta situación se mantendrá durante el plazo de 20 días.

Cabe recordar que durante la primera fase de la pandemia el Govern ya se vio obligado a intervenir otras dos residencias, Oasis y DomusVi, ambas en Palma, por el elevado número de contagios que se produjeron en ellas.

En estos momentos en las residencias de Baleares (4.344 usuarios), había 255 ancianos positivos, 121 de ellos hospitalizados, así como 92 empleados infectados.