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Jorge Campos sigue haciendo ‘amigos’ en Vox

El líder de la formación en las islas mantiene su liderazgo en medio de acusaciones de “irregularidades” y tras dos años de bajas entre sus cuadros

Jorge Campos en un mitin de Vox en 2019.

Seguirá siendo el líder de Vox en Balears. Su núcleo duro está a muerte con él, el presidente nacional del partido, Santiago Abascal, no perderá un minuto en las islas, y no tiene rival para disputarle el cargo en las primarias. Sin embargo, lejos de ser la “muestra de que Vox es un partido unido y sin fisuras”, las primarias han abierto una nueva grieta en el partido y un nuevo frente para Jorge Campos; acostumbrado a hacer amigos entre quienes no comparten su siempre polémico discurso, sigue sumando díscolos dentro de Vox.

El lunes se proclamó la continuidad de Campos como presidente de la formación de extrema derecha, cargo que ocupa desde que en junio de 2018 firmara con Santiago Abascal la coalición entre el partido hecho a su imagen y semejanza sobre la estructura del antiguo Círculo Balear, Actúa, y Vox, en aquel momento sin demasiadas perspectivas electorales. Durante este tiempo, marcado por su auge y entrada en las instituciones, el goteo de personas del partido que han roto con Campos ha sido continuo.

Las rupturas con Campos, algunas más sonadas y otras llevadas con discreción, se han traducido en todos los casos no sólo en abandonar el partido sino también en cortar la relación personal. Cuando se marchan, todas lo hacen con un denominador común: no apuntan al partido, al proyecto o a la ideología, sólo a su líder, y, en algunos casos, también a su cúpula.

De hecho, a medida que se han ido sucediendo las bajas, se ha ido configurando con más nitidez un núcleo duro alrededor de Campos, en el que están el secretario de organización de Vox en las islas y con una estrecha relación personal con el líder del partido, Sergio Rodríguez, y la concejal en Cort y mujer de Campos, Montse Amat. También cuenta con la lealtad de los principales cargos como los portavoces en Cort y Consell, el general Fulgencio Coll y Pedro Bestard, respectivamente.

“El cortijo”

Es lo que los críticos definen como el “cortijo” de Campos y al que acusan de utilizar “métodos mafiosos” y de haber expulsado a toda voz crítica con la dirección. “Su liderazgo se basa en acapararlo todo y lógicamente le causa problemas con la gente de su alrededor”, relata una voz conocedora de los entresijos de Vox.

    La primera baja fue de la número cinco de las listas de la formación al Parlament y tesorera, Núria Díez. Detrás, el malestar de una parte del partido por la acumulación de cargos de la mano derecha de Campos, Sergio Rodríguez, como diputado en el Parlament y concejal en Cort, y de la diputada Idoia Ribas, que acabó dejando su acta de concejal en el Ayuntamiento de Calvià. Este sector defendía que tanto Rodríguez como Ribas abandonaran su escaño en la cámara y que corriera la lista, lo que daría entrada al portavoz de la asociación de profesores anticatalanistas PLIS, Carlos Serra, quien también rompió con Campos, y de la propia tesorera del partido. 

Precisamente, la salida de la tesorera desembocó en dudas sobre la contabilidad de la formación por el cobro de retribuciones del partido por parte de Campos o Rodríguez a través de facturas en concepto de asesorías jurídicas. Unas acusaciones que Campos empezó atribuyendo a “una rabieta”.

Por el camino rompieron otros miembros del partido que también mantenían un vínculo de amistad con Campos como el empresario y que fue candidato a las europeas Juan Nigorra o la que fue responsable de comunicación del partido, la periodista Patricia Moreno. También dio portazo el líder de la formación en Evissa, José Luis Saliquet.

La salida más sonada fue la de la entonces diputada nacional Malena Contestí, hoy personaje mediático y televisivo por su participación en el programa de Risto Mejide, quien antes de abandonar Vox por su “homofobia”, rompió primero con Campos y su partido, Actúa, por las supuestas irregularidades denunciadas por la extesorera. La salida de Contestí llevó a Campos a tener que admitir el cobro mediante facturas, pero asegurando que todo se había hecho de forma legal y por trabajos realizados.

De esos polvos, los lodos de un intento de candidatura alternativa encabezada por Santiago Galán para disputarle la presidencia del partido a Campos en las primarias, que ahora, al haber quedado fuera por no alcanzar los avales necesarios, le ha declarado la guerra incluso en los tribunales. Algo a lo que ya ha contraatacado Campos con una querella por injurias y su cese como vocal de Vox en la Empresa Funeraria Municipal de Palma. Siempre haciendo amigos.

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