La madama del caso Cursach aseguró este martes que sus acusaciones contra policías y políticos fueron falsas y que mintió al dictado del juez Manuel Penalva, el fiscal Miguel Ángel Subirán y los agentes del grupo de Blanqueo de la Policía. La mujer, en su día testigo protegida en la causa abierta contra la trama mafiosa presuntamente dirigida por Cursach, señaló en su declaración como imputada ante el Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) que los investigadores le indicaban a quién debía acusar, bajo presiones y con la promesa de ayudarla en las causas que tenía abiertas. También afirmó que la agenda en la que José María Rodriguez y Álvaro Gijón aparecían como beneficiados por servicios sexuales pagados por el magnate era falsa. Bartolomé Sbert, mano derecha de Cursach y que como él estuvo varios meses en prisión provisional, declaró por su parte que un policía lo coaccionó para que implicara al empresario.

La mujer, acusada de delitos de falso testimonio y organización criminal en la causa abierta sobre las supuestas ilegalidades cometidas en la investigación del caso Cursach, declaró durante algo menos de dos horas. Lo hizo a través de videoconferencia desde la ciudad de la península donde vive ahora. De acuerdo con su relato, fue Ángel Ávila, el exdirectivo del Grupo Cursach que también declaró contra el magnate, quien la puso en contacto con los policías del grupo de Blanqueo para vengarse por un negocio fallido. La madama afirmó que las orgías pagadas por Cursach en las que policías y políticos recibían servicios sexuales y drogas como contraprestación por favorecer al empresario jamás tuvieron lugar. La acusada dijo que fueron Penalva y Subirán quienes le enseñaban las fotografías de los agentes de la Policía Local de Palma a los que debía implicar en esas fiestas. Siempre según su versión, antes de declarar formalmente en la causa se reunía con el juez y el fiscal, que la aleccionaban sobre qué debía decir y a quién debía señalar. 

Para justificarse, explicó que ambos le ofrecieron ayudarla en diversas causas judiciales que tenía pendientes a cambio de su colaboración. Hubo también, añadió, algunas presiones y amenazas para que siguiera con sus acusaciones. Llegaron a decirle que acabaría en la cárcel si desistía.

La madama desmintió también el contenido de la agenda que en su día presentó como prueba de que policías y políticos habían acudido a un burdel que ella regentaba en Palma. La acusada dijo que incluyó en ellas referencias explícitas a Gijón, Rodríguez y varios mandos de la Policía Local por orden especialmente de Subirán, que le habría dicho qué anotaciones debía hacer.

En cambio, la sospechosa se ratificó en sus declaraciones sobre las agresiones que denunció en su día, supuestas represalias por su participación como testigo en la causa. Según dijo ayer, sí fue atacada.

Sbert denuncia presiones

Ayer también declaró como testigo Bartolomé Sbert, número dos de Cursach y personado en esta causa como acusación particular. Sbert prestó declaración durante aproximadamente una hora para explicar que fue presionado y amenazado por uno de los agentes de Blanqueo para que declarase tanto contra Cursach como contra José María Rodríguez. Los hechos habrían ocurrido tanto durante su arresto en la comisaría de Policía como a lo largo de los nueve meses que pasó en prisión provisional.

Bartolomé Sbert, mano derecha de Cursach, tras declarar en el Tribunal Superior. B. Ramon

Durante la jornada de ayer y la mañana de hoy el juez Carlos Gómez ha citado a declarar en el TSJB a una quincena de testigos más y otro imputado: un excamarero de Tito’s que también fue considerado testigo protegido y aseguró haber presenciado fiestas con drogas en la discoteca para agasajar a policías locales. También denunció haber sufrido numerosas agresiones de personas vinculadas a Cursach, que han sido condenadas por ello. La Policía Nacional, en sus informes, le acusa ahora de haber mentido.