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Expulsan de una frutería a la presidenta de la ONCE por ir con su perra guía

Los responsables de un comercio de la Plaza de las Columnas, en Palma, la echaron a gritos - “No pueden tratar así a la gente”, comenta

Mari Carmen Soler, presidenta de la ONCE en Balears, con su perra guía, Quely.

“Había comprado una caja con fruta y verdura a través de internet en una frutería cerca de casa. Cuando fui a recogerla, nada más entrar, me dijeron que me fuera, que no podían entrar perros. Yo le expliqué que se trataba de mi perra guía, y que puede entrar conmigo en cualquier sitio. Otra clienta salió en mi apoyo, pero no hubo manera. No quisieron darme la caja pese a que ya la había pagado, me echaron de mala manera y me sentí fatal”.

"Nada más entrar, me dijeron que me fuera, que no podían entrar perros. Yo le expliqué que se trataba de mi perra guía, y que puede entrar conmigo en cualquier sitio"

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Mari Carmen Soler es la presidenta del Consejo Territorial de la ONCE en Balears, y el pasado viernes fue víctima de una de esas situaciones que la organización de invidentes lleva años combatiendo. Soler ya puso una reclamación en la aplicación de internet en la que compró la fruta y va a poner otra denuncia en Consumo.

Los hechos ocurrieron el pasado viernes, según relata Soler. “Había descubierto una aplicación que te permite comprar a través de internet cajas de verduras variadas en distintas fruterías. Te los dan a precios más baratos y tienes que ir a buscarlos a partir de las ocho de la tarde”.

Mari Carmen Soler se presentó a las ocho en punto en la frutería donde había reservado la caja, en la calle Barceló i Combis, cerca de la Plaza de las Columnas. Es invidente y se desenvuelve con la ayuda de Quely, su perra guía, una pastor alemán de tres años.

“No me dejaron entrar”, comenta. “En cuanto lo intenté los encargados me dijeron que el perro no podía entrar en el comercio. Yo les expliqué que era mi perra guía y que solo venía a recoger una caja que ya había pagado, que tenía el código y la factura. Otra clienta que había allí salió en mi apoyo y les insistió en que se trataba de un perro guía. Pero no hubo nada que hacer, me dijeron a gritos que me fuera de la tienda y me quedé fatal”.

La presidenta de la ONCE prosigue: “Algunos amigos me han comentado que debía haber llamado de inmediato a la Policía y denunciarles”, prosigue. “Pero la verdad es que me sentía muy vulnerable. Estaba sola en medio de la calle, y no tuve ánimos”.

“Los hombres que me echaron eran extranjeros y puede que no conozcan las leyes de aquí, pero su obligación es conocerlas”

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Pero una vez calmada, Soler no está dispuesta a dejarlo correr. Contó lo que le había ocurrido en su cuenta de Facebook y puso una queja ante la aplicación en la que había comprado la caja. “Me devolvieron el dinero y se disculparon”, cuenta. Y ahora tiene previsto denunciar los hechos ante la Dirección General de Consumo.

“Los hombres que me echaron eran extranjeros y puede que no conozcan las leyes de aquí, pero su obligación es conocerlas”, cuenta. “Y en cualquier caso, no pueden tratar así a la gente”.

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