Mallorca ha iniciado el mes de septiembre con poco más de una cuarta parte de sus hoteles abiertos, según los datos facilitados por la vicepresidenta de la patronal que agrupa a este sector, María José Aguiló. Concretamente, señaló que unos 230 establecimientos de la isla están operativos, lo que supone un 28% de la planta asociada a esta federación.

Las zonas con mayor concentración de establecimientos abiertos en estos momentos son Palma ciudad y Platja de Palma, a las que se suman Cala d’Or, Pollença y Platja de Muro, superando en todas ellas este 28%. A ellos se suman más de la mitad de los hoteles agrupados en la asociación Reis de Mallorca, cuyas instalaciones tienen un carácter especial.

Hay que tener en cuenta que en estas fechas la planta hotelera mallorquina estaba tradicionalmente abierta al completo y con elevados niveles de ocupación. En cualquier caso, Aguiló aseguró que hay hoteles con la intención de abrir si la situación sanitaria mejora y se reactiva la llegada de extranjeros. En este sentido, apuntó lo positivo que resultaría que se abriera un corredor sanitariamente seguro con el Reino Unido, y que pudiera recuperarse también el que se consiguió con Alemania.

Incertidumbre en el sector

Desde el sector hotelero se insiste en que es imposible hacer previsiones ni siquiera a medio plazo, a la espera de ver como evoluciona la situación sanitaria, lo que impide hacer ningún tipo de planes para los meses invernales.

Esta enorme incertidumbre está teniendo efectos demoledores sobre otros sectores, como la oferta complementaria que trabaja en el entrono de los establecimientos de alojamiento que venían abriendo en invierno en zonas como Platja de Palma.

Uno de los más perjudicados está siendo el de los distribuidores de alimentos y bebidas. El presidente de su asociación balear, Bartolomé Servera, recuerda que la pandemia ya sorprendió a su sector con todo el stock de productos para atender a hoteles y restaurantes en el inicio de la temporada turística, al que no se pudo dar salida por lo que hubo que congelar alimentos o donarlos, situación que se agravó a causa de la caída del turismo en agosto provocada por los rebrotes cuando de nuevo se habían hecho reservas para poder dar suministros hasta octubre.