"Una película de terror", dice Sion Llabrés para explicar su experiencia en el ojo del huracán. Llabrés se dirigía ayer con su mujer a Estellencs cuando unos tres kilómetros antes de llegar a Banyalbufar se vieron obligados a detenerse. "Empezó a caer granizo, como pelotas de golf, creía que se romperían los cristales del coche".

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Tormenta, granizo y un 'cap de fibló' en Mallorca

Lo peor estaba por llegar. Ramas de pino que impactaban contra el coche, algunas "tan gruesas como mi brazo" quedaron por debajo del vehículo. "El viento rompía los árboles, no los arrancaba, los partía". Dice Sion que el agua que caía "no era lluvia normal, yo creo que era agua del mar. Pasamos mucho miedo, parecía que el coche se quería ir. Hacía remolinos que giraban el coche", describe. Cuando hubo pasado lo peor, la carretera estaba impracticable y tampoco era posible comunicarse por teléfono. "Al cabo de 45 minutos empezamos a oír ruido de motosierras". El alcalde de Banyalbufar, junto a un grupo de vecinos, habían comenzado a despejar la carretera: "Me gustaría agradecer a la gente de Banyalbufar todo lo que hicieron, se portaron como héroes", dice Llabrés. Finalmente, gracias a la labor de estos voluntarios, pudieron regresar a Palma.

Otra persona que se vio sorprendida por la inesperada y violenta tormenta fue Lluís Rodas, corredor de triatlón. El sábado por la mañana salió a entrenar por la zona sobre las diez de la mañana. En la Volta d'es General, de regreso a Banyalbufar, le sorprendió la tormenta. El deportista decidió regresar al Port d'es Canonge para refugiarse. Acogido por unos vecinos, su máxima preocupación era contactar con su familia para decirles que estaba bien.

"La gente de Banyalbufar es la que lo ha pasado mal que han sufrido daños en sus casas, lo que me ocurrió a mí es anecdótico", dice Lluís. Mientras el joven deportista esperaba que el tiempo mejorara, su familia, preocupada, decidió salir a buscarlo. "A las 12:30 cogí la moto, pero a la salida del pueblo ya encontré un pino caído que no me dejaba pasar", explica su padre. Finalmente se dirigió a la Volta d'es General junto con otros vecinos: "Lo más importante es agradecerles su ayuda", dice antes de seguir explicando que allí estaba todo destrozado y no había camino. "Volví atrás haciendo la ruta que él había hecho. Allí me encontré a la Guardia Civil. Les expliqué lo que me pasaba y me dijeron que Lluís estaba bien". Su hijo ya había llegado caminando desde el Port d'es Canonge a la carretera.

Daños provocados por el 'cap de fibló' en las torres de alta tensión. ENDESA