La convicción de que la "segunda ola" de la covid decretada por el Govern no se traduce en muertos es una verdad imperfecta. Los registros de Monitorización de la Mortalidad o MoMo, confeccionados por el Instituto Carlos III, ya detectan en las últimas semanas un aumento del número de fallecimientos en Baleares por encima de lo previsto para estas fechas.

La primera oleada del coronavirus fue benévola con Baleares. El número de defunciones por encima de lo previsto, hasta 185 según el MoMo, suponían un seis por ciento de aumento sobre lo previsible, con los varones golpeados con el doble de fuerza que las mujeres. Sin embargo, se situaban por debajo de los dos centenares largos de óbitos atribuidos a la covid en la comunidad. Es decir, la mortandad causada por el coronavirus se veía compensada en parte por un avance en la salud del resto de la población.

Los datos sistematizados por el MoMo abarcan desde el inicio de la pandemia a principios de marzo hasta el pasado viernes 21 de agosto. La suavidad del impacto inicial del coronavirus en Baleares, y que el impacto porcentual estatal quintuplica prácticamente al balear.

Otra característica del moderado incremento de las muertes en Balears es su agrupamiento alrededor de los segmentos de edad más elevados. El exceso del seis por ciento se ha concentrado exclusivamente en los mayores de 65 años, con una incidencia sobresaliente en las personas comprendidas entre esa edad y los 74 años.

Por debajo del listón de los 65 años, no se ha experimentado ni un mínimo incremento de muertes en Baleares desde marzo. Es decir, los fallecimientos han coincidido con los esperados en un periodo sin pandemia. Este baremo no implica que no haya habido defunciones causadas por la covid, sino que se equilibran con las previsibles y no materializadas por otras causas. Estos datos permitieron que la esperanza de vida aumentara en casi un año durante dicho periodo, de acuerdo con un acreditado estudio internacional que otorgaba a Madrid alrededor de tres años de descenso en dicha magnitud.

Esta construcción optimista se ha derrumbado en verano. La gráfica correspondiente a Baleares confirma que las cifras de fallecimientos se vienen situando homogéneamente por encima de lo esperado. Más preocupante todavía, los datos desbordan el margen de seguridad que desata las alarmas, y que solo fue superado ocasionalmente en los duros meses de la primera oleada.

Para interpretar la gráfica de cada comunidad, la línea central se corresponde con el concepto de "mortalidad esperada" de acuerdo con los ejercicios precedentes. La franja se ajusta al intervalo de confianza, que Balears ya ha superado apreciablemente en la mortalidad real registrada este verano y recogida por la línea zigzagueante en negro.

La evolución negativa de Baleares se calibra mejor al compararla con otras comunidades de comportamiento equiparable. Por ejemplo, Cantabria registra un pico más acusado en la oleada primaveral. Sin embargo, presenta un sesgo más moderado en verano. En cambio, se observa que Aragón empeora la tónica balear, una tendencia que se corresponde con su nada deseable liderazgo en la afectación por los rebrotes.

Para anular el escepticismo que sugiere que el aumento de los datos no se corresponde con el coronavirus, resulta explícito el grupo de regiones que acompañan a Baleares en un incremento del número de fallecidos según el MoMo. Se trata de la ya citada Aragón, además de Madrid y Castilla-La Mancha. Es decir, el archipiélago se incorpora a las comunidades más castigadas por la pandemia.

Una incógnita en el repunte de muertes en Balears concierne a su futura distribución por edades. Hasta hoy mismo, el cero por ciento para los menores de 65 años determina una enfermedad que se ensaña con los mayores. Sin embargo, la multiplicación de los ingresos por debajo de esa barrera de edad, y con una gravedad superior a la detectada en la primera ola, conduce a que peligre la invulnerabilidad juvenil.

El MoMo aporta una medida del impacto de la covid más exacto que los datos oficiales, que han tendido a subestimar la cifra real de defunciones por el coronavirus. Los criterios exigidos por la Organización Mundial de la Salud son más genéricos que los aplicados por el Gobierno, de ahí que los 28 mil muertos reconocidos en todo el Estado se eleven a un exceso de 44 mil según el Carlos III. Esta tendencia también se invierte en Balears, donde los fallecimientos admitidos superan al desfase con los datos previstos.

Los fallecimientos reales causados por la pandemia

Para interpretar la gráfica de cada comunidad, la línea central se corresponde con el concepto de "mortalidad esperada" de acuerdo con los ejercicios precedentes. La franja se ajusta al intervalo de confianza, que Balears ya ha superado apreciablemente en la mortalidad real registrada este verano y recogida por la línea zigzagueante en negro.