La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca (FEHM) ayer dio su cifra oficial tras hacer un rastreo entre sus asociados: echan el cierre 144 establecimientos a fecha de la última semana de agosto. La isla del millar de hoteles se queda con alrededor de unos 250 operativos, de los que muchos previsiblemente irán cerrando puertas por lo difícil que tienen resistir a la deriva entre la crisis sanitariacrisis sanitaria y la inactividad de los turoperadores, los que se suponía podían ser la 'tabla' de salvación en la temporada de la pandemia.

A través de un mensaje de vídeo, la presidenta de la patronal hotelera, María Frontera, dio cuenta de la situación que enfrenta Mallorca con el grifo de sus dos principales mercados emisores turísticos cerrados: el Reino Unido prácticamente inexistente por la cuarentena en vigor desde el 27 de julio y Alemania con la restricción a sus viajeros desde el 14 de agosto. "Después de los acontecimientos que están sucediendo a nivel de Europa nos encontramos actualmente con el cierre progresivo de los establecimientos", reconoció la presidenta de la FEHM, sin especificar qué zonas de la isla son las que están acelerando el fin de su actividad.

Sin embargo, teniendo en cuenta que a las restricciones de Alemania y el Reino Unido se han ido uniendo las de Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Hungría, Irlanda, Italia Noruega, Países Bajos, República Checa, Suiza o la de Polonia (en vigor desde el 1 de septiembre) no hay mercado europeo que no exija aislamiento o prueba PCR a los turistas que regresen de Balears. La mayoría de los TTOO han cerrado su operativa "hasta la primera semana de septiembre, incluso algunos hasta mediados", añade Frontera.

PCR en Mallorca antes de partir

Al tercio de planta hotelera que a fecha de estas semana sigue operativo no le queda más que aferrarse al exiguo turismo español, que baja en septiembre, o bien a los clientes fieles. Hay casos de viajeros que ante el cierre del hotel en que se hospedan prefieren trasladarse a otro de la misma cadena y costearse el test para presentarlo al regreso a su país, como explicó Gabriel Llobera, presidente de la Agrupación de Cadenas Hoteleras (ACH).

La temporada 2020 arrancó a trancas y barrancas con mejores perspectivas de las iniciales, tras el bombazo mediático que supuso el plan piloto turístico con Alemania confeccionado mano a mano entre el sector privado y el Govern y TUI. Tras aquel regreso a mediados de junio y con la etiqueta de destino seguro por bandera se animaron las aperturas de hoteles, hasta alcanzar los 395 establecimientos operativos, es decir, el 47 % de la planta. La ocupación en julio rondó el 37 % y para agosto se auguraba una mejoría. Hasta que la curva de contagios empezó a desatarse y Alemania incluyó a las islas en su declaración a España como zona de riesgo por la pandemia.

Platja de Palma, el destino por antonomasia de los alemanes, con dos centenares de hoteles, tenía unos cien abiertos, pero no le ha quedado más remedio que acelerar las clausuras.

"Esperemos -implora Frontera- que la evolución de la pandemia y los datos sanitarios cambien progresivamente a positivo y todavía podamos tener una reactivación de la actividad turística las últimas semanas de septiembre".

En otro vídeo, Llobera resalta el "enorme esfuerzo económico" de los hoteles que abrieron y ahora van a cerrar de nuevo, reivindica que se libere de cargas fiscales a las empresas y critica las cargas tributarias por "insostenibles" cuando hay casos en los que ni siquiera "han podido abrir".

Mientras, ayer Son Sant Joan tenía programadas 151 llegadas y 152 salidas. Lejos del millar de un final de agosto. Con Alemania había 56 vuelos (28 en cada sentido) y con Reino Unido 40 (20 y 20).