Sorpresa, decepción, vacaciones truncadas, el fin definitivo de la temporada, incertidumbre... Ayer Platja de Palma vivió un auténtico cóctel de emociones. La recomendación del Gobierno alemán de no viajar a España (excepto Canarias) ha sentado como un jarro de agua fría entre algunos turistas, comerciantes y restauradores. Hay opiniones dispares entre los visitantes. Barbara Neidhardt y Jörg Peters, de Cléveris, llegaron el miércoles y por delante tenían doce días de vacaciones, un descanso estival que se ha truncado al incluir a Balears en su lista de zonas de riesgo. Su previsión era quedarse pero al contactar con TUI, se les planteó la opción de regresar a casa este mismo domingo y optaron por hacer las maletas y poner fin a sus vacaciones. "No nos lo esperábamos de ninguna manera, si lo hubiéramos intuido, no hubiéramos viajado", explicaron estos turistas, que confesaron que no sienten miedo pero admitieron que "la situación es muy rara". Karola Bognar se encuentra en la Platja de Palma de visita ya que parte de su familia reside en la isla. Con la noticia del Gobierno alemán, confesó que si hubiera sabido que al regresar tendría que pasar la PCR, no hubiera venido a pasar unos días de descanso.

Franziska, de Bielefeld, vino a disfrutar de una escapada de fin de semana en la isla junto a sus amigas. Ve con buenos ojos la decisión del Gobierno alemán porque no todo el mundo mantiene las distancias. Eso sí, puntualizó, que solo ha estado dos días en la isla. Hoy regresa a casa tal y como tenía previsto pero admitió que si su estancia hubiera sido más larga, la hubiera cancelado.

Pero la realidad es que otros visitantes alemanes en la Platja de Palma seguían con su rutina vacacional. Día de playa, una cerveza a media mañana y otros ya con las maletas a las afueras del hotel a la espera de que el transporte del turoperador los acercara al aeropuerto ya que sus vacaciones habían llegado a su fin, tal y como estaba planeado.

La otra cara de la moneda la encontramos entre los comerciantes y los restauradores que viven del motor económico de Balears, un motor que en pleno 15 de agosto acciona el freno. Las opiniones eran unánimes: es el fin de la temporada. "Si cierra el hotel, yo también", sentenció Claudio Roberto Fernández ,que regenta el Supermarket Luna. Lleva un mes abierto y la incertidumbre se apodera de él porque sabe que un mes no sirve para salvar la temporada.

"Es el inicio del fin de temporada. La damos por terminada. Será un invierno muy largo y frío", auguró Juan Jesús Bouzas, de Zapatos Mallorca, que lamentó la incertidumbre que envuelve la situación. "No sabemos si el año que viene estaremos igual y eso te frena a la hora de tomar decisiones sobre si haces pedidos o si aprovechas para hacer reforma". "El 99% de los comerciantes obviamente lo estábamos esperando", reconoció el restaurador Christian Lafourcade, del restaurante Zur Krone, que también dio por perdido el verano a pesar de que fue el único de la zona que el 11 de mayo abrió sus puertas. "Estábamos muy ilusionados con el tema del corredor turístico y del comportamiento de la gente", lamentó tras lanzar críticas a la gestión política balear y alabanzas a los canarios.

Desde Alemania cancela su viaje al anularle el hotel

Beatrice Ciccardini, del Zur Krone, comentaba la nueva realidad turística en la isla con unos clientes cuando reveló el caso de un amigo que este domingo tenía que llegar a la isla pero tras la decisión del Gobierno alemán, el turoperador le canceló el hotel. Como el avión lo tenía por su cuenta, optó por contactar con el hotel para poder hacer efectiva su estancia, una estancia que ha cancelado porque la reserva era mucho más cara. "No entiendo por qué no pueden igualar los precios", lamentó Beatrice.