Pablo Tarongí fue a trabajar un martes de marzo como un día normal y dos días después se encontraba intubado en la UCI con un positivo en covid-19. Este asesor fiscal de 74 años salió el pasado jueves de la Unidad de Cuidados Intensivos de Son Espases tras 141 días desde su ingreso. Por ahora, Tarongí continúa en el hospital, pero con un estado de salud cada vez mejor y con la esperanza de regresar pronto a su casa.

Hace casi cinco meses, el 24 de marzo, Pablo Tarongí, acudió a urgencias en la Policlínica Miramar por una tos agravada. Hacía tan solo diez días que había comenzado el confinamiento por la pandemia, así que le realizaron una prueba para detectar coronavirus, a pesar de que los médicos creían que se trataba de una neumonía. Para sorpresa de todos, el resultado fue positivo y dos días después, el 26 de marzo, Tarongí ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivo. "En 48 horas pasó de tener un poco de tos e ir a urgencias para que le diesen un jarabe, a estar intubado en la UCI", contó Ángela Tarongí, una de las hijas del paciente.

El paciente Pablo Tarongí junto a una de sus hijas en el Hospital Son Espases. Guillem Bosch

La evolución del estado de salud de Pablo Tarongí era cada vez peor, hasta que el 5 de mayo los médicos concluyeron que ya no tenía salvación. A pesar de ello, la familia no perdió la esperanza, de modo que decidieron trasladarlo al Hospital Son Espases, donde Ángela Tarongí trabaja como cirujana plástica.

Milagrosamente, quince días después, Tarongí empezó a mejorar gracias a un tratamiento con corticoides, un fuerte antiinflamatorio, hasta que el pasado jueves salió de la UCI después de 141 días en este servicio y lo trasladaron a planta. Se trata de un récord en Baleares, y tan solo por tres días no lo es también a nivel nacional, después de que ayer otro paciente saliese de la UCI del Hospital Gregorio Marañón, en Madrid, tras 144 días ingresado.

Pablo Tarongí fue positivo por coronavirus hasta la semana pasada. Durante todo ese tiempo, sus familiares solo podían verlo a través de un cristal. "Fue horrible, pasó muchas horas mirando al techo", detalló su hija Ángela.

Ahora, el paciente está en tratamiento de rehabilitación tras tantos meses de inactividad, además de haber pasado mucho tiempo dormido. Cuando despertó no podía moverse absolutamente nada, lo que se conoce como tetraparesia, es decir, estaba paralizado de cuerpo entero por la afectación de los nervios y los músculos. En estos momentos, es capaz de mover un poco las piernas y los brazos, aunque todavía no puede caminar, y solo puede estar sentado dos horas al día.

Asimismo, después de necesitar una trasqueotomía para respirar, ya es capaz de hacerlo por sí mismo, solo con ayuda de unas gafas nasales, un sistema de administración de oxígeno.

Los médicos prevén que el paciente tenga que estar unos cuantos meses más en rehabilitación en el hospital, "pero ahora la historia es diferente, ya vemos hacia dónde vamos", señaló Ángela Tarongí. Su padre apenas puede hablar, pero explicó que lo que más le apetece hacer cuando salga es "estar en casa con la familia".

Una sociedad imprudente

En la situación actual de rebrotes, Ángela Tarongí aseguró que siente miedo ante el aumento de casos. "Yo creo que la gente mayor, al ver que muchos se han quedado atrás, son los que están siendo más prudentes, pero ahora hay muchos positivos entre la gente joven".

La cirujana destacó que ahora en Son Espases ha habido dos nuevos ingresos en la UCI, y se quejó de las personas que dan positivo, y como no necesitan ser ingresadas, no respetan el confinamiento. "La gente tiene que ir con cuidado, no saben cómo pueden acabar por una tontería; yo creo que los que estamos más sensibilizados son los que lo hemos vivido de cerca", comentó. En la misma línea, Pablo Tarongí fue mucho más contundente: "Hay mucho gilipollas suelto".