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Entrevista

Pere Ollers: "No cometamos el mismo error con las placas solares que con el exceso de hoteles en la costa"

"Cuando inventen un sistema más avanzado, nos daremos golpes en la cabeza por haber maltratado el patrimonio al pensar que el campo o los tejados son solo metros para invertir"

Pere Ollers: "No cometamos el mismo error con las placas solares que con el exceso de hoteles en la costa"

Pere Ollers: "No cometamos el mismo error con las placas solares que con el exceso de hoteles en la costa"

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Pere Ollers: "No cometamos el mismo error con las placas solares que con el exceso de hoteles en la costa" Raquel Galán

P Su asociación critica que la protección patrimonial es la gran olvidada en las medidas para la reactivación económica. ¿Qué puede aportar?

R Mucho. Es una inversión que llega al pequeño profesional, ya que no se trata de grandes obras, sino de reformas que dan trabajo a artesanos, pequeñas empresas, restauradores, arquitectos, etc. con obras de rehabilitación por toda la isla. Además, es coherente con los principios de desarrollo sostenible que propugnan. Se lo hemos hecho saber al Govern y a los grupos parlamentarios para que lo incluyan en el proyecto de ley de reactivación económica. Gran parte de la sociedad siente como propio el patrimonio y ve que hay que conservarlo, aunque las administraciones se olvidan y no dan ejemplo.

P Con la eliminación de trabas a las energías renovables, temen que el patrimonio rural acabe convertido en campos de placas solares. ¿Cómo conjugarlas con el valor paisajístico?

R Este es uno de los problemas. Por supuesto que no estamos en contra de las energías renovables, aunque habría que planificar que no inunden nuestro patrimonio paisajístico más valioso. Tal vez dentro de cinco años esas placas serán obsoletas. Tiene que haber un equilibrio, pero si el Govern quita las trabas para que se hagan huertas solares, como las llaman, ¿cómo solucionamos luego este exceso, cómo volveremos atrás? Hoy decimos que en los años 60 nos equivocamos con un exceso de hoteles en primera línea, junto a la arena. Vemos que eso fue un error, incluso por el problema del cambio climático. No cometamos el mismo error.

P También advierten de que los tejados tradicionales peligran. ¿Qué alternativas hay?

R Si tenemos miles de metros cuadrados de cubiertas y azoteas en los polígonos, utilicemos eso. Ahí las placas solares no dañan la imagen de la ciudad o los pueblos, pero si comenzamos a llenar los tejados de los centros históricos, ¿qué ganamos? Es lo mismo de antes: Cuando dentro de cinco años inventen un sistema mucho más avanzado y eficiente y que no sea impactante, como el de ahora, nos daremos golpes en la cabeza por este maltrato al patrimonio, al haber pensado que el campo de la isla y los tejados tradicionales son solo metros para invertir.

P El propietario de una casa con tejado lo querrá aprovechar para tener agua caliente gratis.

R La identidad de una ciudad, pueblo o entorno no se entiende sin su patrimonio y las cubiertas de teja tradicionales, tan comunes en nuestros centros históricos, forman parte de él. No podemos permitir su invasión, sino que hay que buscar espacios de equilibrio. Es lícito aprovechar el patrimonio para dar valor a un comercio, una calle, un hotel o una casa, pero debe tener una contrapartida, que es la preservación estética, el cuidado de nuestro patrimonio, nuestra identidad, aquello que nos hace únicos.

P Otra medida de reactivación económica es la agilización de licencias, que ARCA reclama. ¿La declaración responsable es una solución o un coladero?

R En algunos casos, una solución y en otros, un coladero. El decreto del Govern no permite este atajo para las reformas de inmuebles protegidos, pero el problema es que muchos de ellos no lo están, pese a que deberían incluirse en los catálogos municipales.

P Denuncian que la mayoría de los catálogos de protección de edificios y otros bienes de valor están guardados en un cajón. ¿Por qué esta falta de interés en aprobarlos?

R Los catálogos son la base para la protección patrimonial y los ayuntamientos están obligados a aprobarlos, como marca la Ley de Patrimonio de 1998. Sin embargo, la mitad o más no lo han hecho y otros tienen catálogos antiguos, elaborados de forma deficiente y sin incluir numerosos inmuebles valiosos. El desinterés se debe a que los consistorios no reciben una presión legal para aprobarlos y porque, si lo hacen, les complica la vida urbanísticamente, ya que tienen la obligación de vigilar que se conserve todo lo protegido. Si les exigiesen tener un catálogo para recibir tal o cual subvención, lo harían, pero no lo consideran una prioridad y es costoso para un municipio pequeño.

P ¿La declaración responsable para obtener el permiso de obra propicia un menor control?

R Puede ocurrir. Además, tiene otra contrapartida negativa para los propietarios de los inmuebles protegidos: Se sienten de menor categoría frente a los dueños de edificios no catalogados porque estos pueden utilizar el atajo y ellos tienen que superar todos los trámites para obtener la licencia. Por supuesto que deben hacerlo, pero hay un desequilibrio que no favorece nada la conservación del patrimonio. Si tuviesen ayudas, muchos se animarían a invertir y se reactivaría la economía. Puede haber reducciones del impuesto de construcción o subvenciones para arreglar fachadas, cubiertas u otros elementos que benefician al conjunto del patrimonio.

P En cambio, hay promotores que se desviven por encontrar inmuebles de valor patrimonial. ¿Son más rentables o es por una mayor sensibilidad?

R Es un valor añadido y cada vez más apreciado, por lo que es un valor económico a largo plazo. Un arco abovedado no tiene precio, porque se trata de una técnica constructiva que no se practica, pero el problema es que la falta de conocimiento y el desinterés han llevado al derribo de numerosos elementos e inmuebles de gran valor patrimonial. Por eso insisto en la enorme importancia de que los ayuntamientos aprueben sus catálogos de protección si no los tienen, o los amplíen, como en Palma. Can Bibiloni, uno de los escasos ejemplos de patrimonio industrial que quedaban, y la casa de Manuel de Falla en Gènova fueron demolidos debido a que no estaban catalogados y primó el interés económico inmediato. Aunque haya más sensibilidad, no podemos depender de eso.

P Hay inmuebles protegidos, como conventos y possessions, cerrados y que se caen a trozos.

R En primer lugar, la propiedad tiene la obligación de conservar sus bienes patrimoniales y evitar que se caigan a trozos, mientras que la administración tiene que controlar su cumplimiento. En el caso de las órdenes religiosas, la falta de relevo ha provocado la clausura de Sant Jeroni, Sineu, la ermita de Bellpuig (Artà)... y los que están en camino. El destino natural es un cambio de uso, ya que estos inmuebles, como las possessions, los casales, el edificio de Gesa y otros tantos ejemplos no pueden quedar detenidos en el tiempo sin que nadie los utilice. Lo ideal sería mantener su uso originario, pero es inviable, por lo que hay que plantear algo nuevo para su supervivencia.

P ¿Una alternativa es que se conviertan en establecimientos turísticos, como sucede?

R Hasta ahora se recurría a crear un agroturismo en una possessió, un hotel boutique en un casal..., y funcionaba bien. Ya veremos qué ocurre en el futuro. Para ARCA, lo más importante es que haya un equilibrio entre la preservación patrimonial y el uso del inmueble. Ahí es donde la administración tiene que poner todo su empeño y realizar un control exhaustivo del proyecto arquitectónico y la restauración posterior.

P ¿Los pueblos conservan bien sus cascos antiguos?

R Hay de todo, aunque muchas veces son los ayuntamientos los que no dan ejemplo con su propio patrimonio. En Palma, Can Serra, las Torres del Temple, Can Weyler, etc. están totalmente degradadas. En Montuiri, un edificio público en la zona del Molinar rompe completamente el conjunto de construcciones tradicionales. Los vecinos se llevaban las manos a la cabeza y no entendían cómo lo habían permitido. Y resulta que el promotor era el consistorio. Esa zona no estaba protegida, como otras tantas en toda la isla, ya que las administraciones locales son refractarias a ello para quitarse problemas de encima.

P ¿Querer demoler sa Feixina es equiparable a las recientes pintadas y derribo de estatuas de Junípero Serra?

R Sería comparable en que, si se exige a un bien patrimonial que cumpla con todos los derechos humanos, ninguno se salvaría, siempre hay algo que reprochar. Ni las pirámides ni las catedrales ni Santa Sofía. Dejando a un lado el contexto histórico, Sa Feixina fue un monumento construido para recordar a las víctimas del crucero Baleares y, durante el mandato de Aina Calvo, el pleno de Cort aprobó por unanimidad cambiar el sentido del homenaje y extenderlo a todas las víctimas de la Guerra Civil, como pone la inscripción. Esto objetivamente no tiene nada de ofensivo.

P ARCA participa a veces con otras entidades en plataformas ciudadanas con una finalidad común. ¿Beneficia esta unión o el trabajo queda diluido?

R Somos una entidad pequeña formada por aficionados y a veces faltan manos. Nuestro objetivo es proteger el patrimonio y algunos temas, por necesidad o estrategia, se prestan a ser defendidos por varias asociaciones, por lo que bienvenida sea la confluencia, aunque se pierda protagonismo. Un ejemplo es Son Busquets. Pese a que nadie daba un duro por el antiguo cuartel, enseguida vimos la importancia de preservarlo y propiciamos la unión con Joves Arquitectes de Mallorca, que nos apoyaron desde el principio. Con Santa Catalina, Salvem es Jonquet o Al Molinar, Port Petit también logramos proteger el patrimonio. Uno de los temas de los que ARCA se siente más orgullosa es haber salvado sa Riera de convertirse en un aparcamiento subterráneo. Lo ideó alguien hace tres décadas, pero conseguimos pararlo.

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