Baleares tiene por delante un invierno de subsistencia económica, con el mayor descenso en los ingresos de empresas y familias de su historia. En este punto coinciden todas las partes consultadas. Las discrepancias aparecen cuando se plantea lo que va a suceder a partir de marzo, ya a las puertas de la próxima temporada turística, con un debate abierto respecto a si la remontada va a ser rápida y sólida o si por el contrario las islas tienen por delante dos años de travesía por el desierto. De momento, tanto desde el Govern y desde la Fundación Impulsa (que elabora los informes económicos de la patronal CAEB) se reconoce que a partir de octubre va a hacer mucho frío en la economía balear, y que en esta primera fase el trabajo se centra en buscar los mecanismos de protección y ayuda para evitar que pueda haber caídas por congelación.

Que el invierno va a ser difícil no lo pone en duda nadie, ni el conseller de Trabajo y Turismo, Iago Negueruela; ni el secretario general de CC OO en Balears, José Luis García; ni el director de Impulsa y catedrático de Economía Aplicada, Antoni Riera.

El empobrecimiento de buena parte de las familias de las islas está siendo evidente. Muchos trabajadores fijos se están viendo afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) parciales, lo que les está suponiendo un recorte de sus salarios.

En segundo lugar, un colectivo tan importante para las islas, como es el de los fijos discontinuos, está padeciendo la caída en la actividad turística con mucha mayor fuerza, ya sea porque una buena parte no se ha incorporado a sus puestos y permanece en ERTE con el cobro de una prestación por desempleo, o, si están trabajando, en muchos casos lo hacen con una reducción de jornada y de retribuciones.

En relación a los trabajadores eventuales contabilizados otros años, en este ejercicio se han encontrado con las puertas cerradas para acceder a un contrato.

Un dato a tener muy en cuenta: durante la temporada turística son muchos los asalariados que optan por trabajar "a destajo", acumulando horas extras y renunciando a días libres para incrementar sus retribuciones y crear un colchón económico que les ayude a superar el invierno. Este año ese colchón va a ser inexistente.

A este impacto se suma el desplome de ingresos que está teniendo también la mayoría de empresas y autónomos.

El golpe va a ser tan duro que puede suponer para este año la pérdida de casi un tercio de la riqueza que las islas generaron durante 2019, según apuntan tanto el conseller de Trabajo como el director de la Fundación Impulsa, o lo que es lo mismo, más de 9.000 millones de euros.

Medidas de protección

El único tratamiento a corto plazo ante esta enfermedad, según apuntan Iago Negueruela y el secretario general de CC OO, es reforzar la protección y ayudas a trabajadores y empresas. Por eso, ambas partes, junto a las patronales isleñas, están reclamando a Madrid apoyo en esta materia. De momento, Ministerio y Conselleria trabajan ya para fijar la fórmula que permita garantizar el cobro de prestaciones por desempleo a los fijos discontinuos al menos hasta diciembre, para luego facilitarles un subsidio (supone unos 430 euros mensuales) hasta el inicio de la próxima temporada en marzo.

En la reunión de la Mesa del Diálogo Social que la ministra Yolanda Díaz ha convocado en Mallorca para finales de este mes o principios de septiembre se va a tratar también la propuesta balear de flexibilizar los ERTE.

Todo lo expuesto supone que a los ciudadanos de las islas les esperan unos próximos seis meses de empobrecimiento, pero con una fuertísima inyección de dinero público para evitar que este se pueda llegar a convertir en una crisis social sin precedentes. Es aquí donde Negueruela destaca el esfuerzo que está haciendo el actual Gobierno del PSOE y Unidas Podemos que preside Pedro Sánchez frente a la forma en que actuó el del PP que lideraba Mariano Rajoy durante la crisis de 2008.

¿Pero qué pasa a partir de marzo de 2021? El conseller de Trabajo no lo oculta: le preocupa mucho más este punto que la situación de noviembre o diciembre. Porque es aquí donde se abre un abismo ante las incógnitas existentes y en dónde los análisis de cada una de estas tres partes muestran ya las diferencias más claras.

Iago Negueruela no esconde los riesgos existentes (como que haya más rebrotes, que no se cuente todavía con una vacuna o tratamiento...), pero subraya que esta crisis ha cogido a las empresas bien capitalizadas y muy saneadas (a diferencia del fuerte endeudamiento de la crisis anterior) y pone en valor la capacidad de recuperación del sector turístico, que fue precisamente el primero en superar la anterior fase de recesión.

¿Recuperación en V?

Por ello, no descarta en absoluto una recuperación en V, es decir, una rápida salida de este bache económico, con un 2021 en el que las cifras turísticas, sin alcanzar las de 2019, sean más positivas, para recuperar la normalidad en 2022.

El conseller reconoce la dependencia de factores exógenos que decanten la balanza en uno u otro sentido. Como ejemplo, señala que si el Reino Unido levanta la cuarentena para los turistas de Baleares y Canarias, los dos archipiélagos podrían convertirse en el único destino español al que podrían acudir, dando un impulso a su llegada.

Reconoce también el reto que se abre para desarrollar un nuevo modelo turístico, de más calidad y diversificado, que haga al archipiélago menos vulnerable.

El secretario general de CC OO en las islas se muestra algo más pesimista respecto a lo que va a suceder durante los próximos meses en el corto y medio plazo, a la vista de las colas que ya se están formando en algunos comedores sociales.

Vivir de la ayuda pública

En este aspecto, recuerda que la cifra de personas que van a tener que recurrir a fondos públicos para salir adelante (prestaciones por desempleo, subsidios o ingreso mínimo vital) se va a disparar en las islas, con el correspondiente impacto en el consumo y el riesgo de cierre de pequeñas empresas. Además, ve muy pocas posibilidades de que de esta crisis las islas salgan en V. En su opinión, difícilmente se recuperará la normalidad antes de 2023, porque los daños que se han hecho ya al sector turístico van a ser difíciles de reponer, además conllevar un cambio de modelo inevitable, más diversificado y menos estacional, pero que para muchos puede resultar "traumático".

En opinión del catedrático y director de la Fundación Impulsa, lo que está sucediendo coloca a las islas en el peor escenario de los que se habían planteado para este año, con una pérdida de un tercio de su PIB, y abre unos riesgos enormes.

Recuerda que el estado de alarma provocó la paralización de una buena parte de la actividad económica y un shock en la oferta, al que comienza a sumarse ya otro shock en la demanda debido a que la caída de ingresos de empresas y familias, sumado al miedo por la incertidumbre ante el futuro, está haciendo caer el consumo y la inversión. Y si el primero no comienza a superarse y se mantienen los dos, se sumará un shock financiero, situación de la que será difícil salir.

Empresarios que tiran la toalla

Riera coincide con el conseller Negueruela en que las empresas entraron en esta crisis mucho más saneadas económicamente que en la de 2008, pero advierte de que precisamente el riesgo que hay en estos momentos es que se descapitalicen. Lo que está sucediendo es que empresarios, que inicialmente esperaban una crisis más breve, ven ahora el peligro de acumular pérdidas y no quieren acabar perdiendo parte de su patrimonio. Eso abre la puerta a que dejen de apostar por los ERTE en favor de los recortes definitivos de plantilla o incluso de cerrar definitivamente, posibilidades que pueden disparar las tasas de desempleo.

Por ello, considera un error centrar las actuaciones durante los próximos meses en la protección de trabajadores y empresas, y no en intentar también reactivar la actividad económica.