Neske Beks, una escritora belga-holandesa que reside entre Mallorca y Amsterdam, denuncia que ha sufrido dos episodios de racismo en el tren de Mallorca en los últimos dos años. La primera vez, afirma Beks, dos vigilantes la ordenaron bajar del tren en la estación de Inca"empleando un trato agresivo" con el pretexto de que llevaba consigo a su perro, algo que no está permitido. La segunda vez, el pasado 29 de julio, la víctima fue uno de sus dos hijos, Nigel.

"Dejé a mis hijos en el andén de la estación de Sineu. A Nigel se le cayó una botella de agua vacía al suelo. La fue a recoger, pero antes de que pudiera hacerlo un vigilante de seguridad le vociferó que la tirara a la basura. Se dirigió hacia la papelera y entonces Benjamin -mi otro hijo- le dijo que no tenía por qué obedecer. Así que Nigel decidió guardar la botella en su bolsa. Eso irritó al vigilante, que le ordenó enfurecido que la tirara. Benjamín dijo 'ok' para calmar los ánimos, y el tipo le ordenó que dijera 'sí' porque, dijo, 'eso es lo que hacemos en España'. Entonces se le quedó mirando fijamente a los ojos mientras le repitió hasta en tres ocasiones 'vete a hacer esto a tu país'", relata Beks.

Y añade: "Nigel se quedó petrificado mientras oía maldecir al vigilante 'tu puta madre', al tiempo que se alejaba del lugar". El incidente le fue relatado más tarde por sus hijos, que estaban convencidos de haber sido víctimas de "un episodio de racismo".

"Nigel es negro, como yo, y Benjamin es blanco y rubio", explica esta escritora. "Este incidente muestra claramente cómo los blancos siempre tienen la fuerza y también el privilegio de reaccionar con firmeza en casos de comportamiento racista. Y cómo nosotros, los negros, que experimentamos el racismo más a menudo, adoptamos como mecanismo el hermetismo o la indiferencia", reflexiona Beks.

Neske Beks ha habilitado un correo electrónico. Henk wildshut

Esta escritora afincada en Mallorca planea acudir a la justicia para denunciar el incidente. Y lamenta que en la isla "no existe un punto de denuncia específico para casos de racismo y discriminación".

Después del primer episodio envió un escrito de queja a Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM). Alegaba que desconocía la prohibición de llevar mascotas en el tren, y denunciaba que dos vigilantes le habían ordenado "groseramente" abandonar el tren en la estación de Inca, dos paradas antes que la suya. "Hubo compañeros de viaje que protestaron contra ese trato innecesariamente agresivo que tanto el revisor como los vigilantes tuvieron conmigo -la turista extranjera, la guiri- y estuvieron de acuerdo en que era inapropiado", relata Beks. "Salí de allí en estado de shock y llamé a un conocido para que me recogiera y me llevara a casa", añade.

Ante la falta de puntos de atención específicos para denunciar estas conductas, Beks ha habilitado la dirección electrónica cnaaemallorca@protonmail.com para que "personas con experiencias similares puedan tener un espacio de encuentro". Asimismo, esta mujer subraya que sus experiencias con la Guardia Civil y la Policía Nacional "no son positivas".

Beks dice que no volverá a usar el tren en Mallorca, y califica de "vital importancia" que la policía y los vigilantes de seguridad "reciban formación específica sobre trato con la diversidad, pensamiento colonial, deconstrucción de prejuicios y sobre el racismo institucional en general".