Hasta que abdicó en junio de 2014, Mallorca fue para Juan Carlos I un lugar donde liberarse de la rigidez que imponía la condición de Rey de España, un cargo que venía ocupando desde el mes de noviembre de 1975. Pero su relación con Mallorca -paraíso vacacional, lugar de descansoes anterior al trono, aunque en esos momentos previos el Borbón ya fuera el elegido por el dictador Francisco Franco para sucederle en la jefatura del Estado.

Fue en 1969 cuando Juan Carlos -ya casado con Sofía- participó, en agosto, en una regata de entrenamiento con el Fortuna, una afición que le ha acompañado hasta que su salud lo ha permitido. El mismo año, el matrimonio visitó fábricas de calzado en Inca y asistió a la aclamada gala de inauguración del Auditòrium de Palma. Durante estas visitas, se hospedaban sobre todo en el Hotel Victoria, situado en el Paseo Marítimo de Ciutat.

Pero la fiesta real veraniega empezaría en 1973, cuando se entregó oficialmente el Palacio de Marivent a don Juan Carlos y doña Sofía, quienes lo ocuparon durante un mes con los hijos -Elena, Cristina y Felipe- en sus primeras vacaciones en el lugar [vea aquí las imágenes de los veranos de la Familia Real en Mallorca].

La estampa de descanso familiar -siempre feliz ante las cámaras, aunque no entre las cuatro enormes paredes de Marivent- se repitió durante los siguientes veranos, y también en los de las décadas de los 80 y los 90, incluso en la primera de los 2000. Verano tras verano, Palma, pues en Marivent Juan Carlos recibió a todos los presidentes democráticos del estado español, además de a muchas figuras de la monarquía europea, y a representantes políticos internacionales. A su vez, la isla se convertía en un lugar con un intenso interés mediático desde el prisma social: por aquí paseaba, durante las vacaciones reales, la más alta y poderosa sociedad.

Los ochenta fueron los años de mayor esplendor del Palacio de Marivent. Por sus escalinatas desfilaron, entre otros nombres, los reyes de Bélgica, Balduino y Fabiola, Hussein de Jordania, Beatriz de Holanda o los Grandes Duques de Luxemburgo. Aunque la visita estrella fue la de Diana y Carlos de Inglaterra, que llegaron y se fueron con problemas matrimoniales -él se fue antes que ella- y con los rumores de que Juan Carlos había quedado prendado de Lady Di.

Los noventa se caracterizaron más por la unidad y estabilidad familiar. Practicaban hípica y vela, salían a navegar tanto en el Fortuna como en la lancha Llamp y los jóvenes de la familia se divertían y frecuentaban locales de moda con su grupo de amigos. No obstante, a la sombra de esta imagen se comentaba que Juan Carlos de Borbón tenía una relación con la decoradora mallorquina Marta Gayá. La vida privada de los eméritos siempre ha sido de interés. Ajenos a la rumorología, Juan Carlos y Sofía fueron grandes amfitriones de George Bush, Mijail Gorbachov, los emperadores de Japón, Bill y Hillary Clinton o Isabel II.

Los nietos de los Reyes llegaron con los 2000, y la familia crecía y seguía posando feliz en Marivent. Fue en junio del 2000 cuando los empresarios de la llamada Fundación Turística y Cultural obsequiaron a la Familia Real con un nuevo Fortuna, ya que el original presentaba algunos problemas técnicos. La razón de este regalo era un agradecimiento por la promoción que sus estancias veraniegas "suponían" para el archipiélago. Según los escasos datos que se hicieron públicos sobre la operación, una treintena de patronos aportaron una media de cien millones de pesetas cada uno. Cabe destacar que el Ejecutivo autonómico presidido por Jaume Matas, a través de los Fomentos de Turismo, participó en el proyecto con 461 millones.

La recién llegada a la familia Letizia Ortiz nunca fue muy partidaria de las vacaciones en el Palacio isleño. Mal acabó la primera década de los 2000. "El cese temporal de la convivencia" entre Jaime de Marichalar y la infanta Elena, -lo que hizo que no hubiera posado en el año 2008- y el caso Nóos, que sentó y condenó a Iñaki Urdangarin, yerno del Rey, marido de la infanta Cristina, y la aparición de la "amiga especial" de don Juan Carlos, la princesa Corinna, hizo saltar por los aires la reputación del hoy rey emérito. Unos escándalos que fueron el principio del fin de Juan Carlos que, en junio de 2014, abdicaba en favor de su hijo, Felipe VI. Todo cambió a partir de ese momento: solo Felipe, Letizia, Leonor y Sofía protagonizarían los posados de Marivent.

Antes de decidir abandonar el país, Juan Carlos ya fue desterrado de Mallorca. Una de las últimas veces que se le vio fue en la Misa de Pascua en la Seu en la que tuvo lugar el rifirrafe de doña Letizia y doña Sofía en 2018. Ese verano el emérito quiso visitar la isla pero su hijo no lo permitió.

Al año siguiente, en julio del 2019, se supo de la visita conjunta de Sofía y Juan Carlos a la Academia Rafa Nadal. Comieron con el tenista y Mery Perelló en el restaurante Sa Punta, en Son Servera, y durante la cita la joven pareja invitó a los eméritos a su boda, que sería en octubre de ese mismo año. El día del enlace -donde estuvo rodeado de sus amigos, entre ellos el restaurador Miguel Arias, propietario del restaurante Flanigan- fue el último, al menos que se sepa, que Juan Carlos pisó la Mallorca.