La crisis del coronavirus le ha costado a Balears casi 5.000 millones de euros durante los seis primeros meses de este año debido al gasto que los turistas han dejado de hacer a causa del cierre de fronteras, según los datos publicados ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE). En palabras del director de la Fundación Impulsa (de la que forman parte el Govern y empresarios), Antoni Riera, "esto no es una crisis, sino un shock de dimensiones descomunales".
Según el informe del INE, entre enero y junio de este año los extranjeros que visitan el archipiélago se han gastado 416,3 millones de euros, una cifra que queda a años luz de los 5.404 millones registrados durante el mismo periodo de 2019. Esto supone que en ese periodo ha desaparecido el 92,3% del dinero que estos turistas gastaron durante el ejercicio anterior, con el correspondiente impacto en sectores como la hostelería, el comercio o la restauración, entre otros.
Este desplome se explica fundamentalmente por el cierre de fronteras a partir de mediados de marzo, lo que hizo que la llegada de visitantes fueran nula durante abril y mayo y apenas perceptible en junio, cuando lo único que estaba activado durante sus últimas semanas fue el plan piloto diseñado para traer a los primeros clientes alemanes.
En este sentido, hay que señalar que el gasto turístico de junio se ha limitado en las islas a 27,5 millones de euros, cuando en el mismo mes de 2019 había sido de 2.146,8 millones, con un desplome del 98,7%.
El problema radica en que las perspectivas para el resto del ejercicio siguen siendo extraordinariamente negativas a la vista de la debilidad de las reservas turísticas, lo que podría conllevar un recorte de unos 5.000 millones de euros más durante el segundo semestre.
Para estimar lo que eso supone, hay que recordar que el producto interior bruto de Baleares alcanzó durante 2019 los 33.716 millones de euros. Es decir, durante este año podría desaparecer cerca de un tercio de la riqueza que el archipiélago generó el ejercicio anterior, según apunta Antoni Riera, con el golpe que eso conlleva tanto para el tejido empresarial como para el empleo de las islas.
En este aspecto, Riera subrayó que el balance del segundo trimestre de este año ha sido mucho más negativo de lo que inicialmente se esperaba, con una caída de la economía balear del 36,4% según las estimaciones de la Fundación Impulsa.
La gran incógnita es en estos momentos cómo evolucionará la llegada de visitantes durante lo que queda de año, dado que el ritmo de reservas o de que se produzcan más rebrotes de la Covid-19.
