El comercio tradicional mallorquín se está viendo desamparado ante la escasez de ayudas que está recibiendo por parte de las administraciones públicas, según sus patronales, pero hay una sobre la que se está centrando la críticas más contundentes: el ayuntamiento de Palma. Sobre este último se añade la acusación poner la puntilla al sector al haber acordado una subida de tarifas en los aparcamientos.

La crítica ante la debilidad y la lentitud de las ayudas al sector parte de los presidentes de las patronales Pimeco y Afedeco, Antoni Fuster y Toni Gayà respectivamente, al coincidir en que este apoyo "se necesita ahora, no en diciembre", ante el riesgo de que llegue demasiado tarde para salvar a muchas empresas.

Pero aunque estos reproches alcanzar al conjunto del sector público, aunque sea en el diseño de algunas de las líneas abiertas desde el Govern, las críticas más feroces se dirigen al Ayuntamiento palmesano, al que se acusa de una parálisis total y de estar manteniendo el cobro de muchos de sus servicios a negocios que se han visto obligados a permanecer cerrados durante semanas.

Fuster se muestra especialmente indignado tras la decisión de elevar el precio de aparcamientos, al acusar al Consistorio de desviar a la clientela hacia los grandes centros comerciales, donde este estacionamiento, al menos durante las primeras horas, resulta gratuito.

También el portavoz de Afedeco, Pedro Mesquida, suma su voz a las críticas en relación a la total ausencia de medidas destinadas a dinamizar las calles comerciales para atraer a los consumidores, y a éstos les dirige una petición de apoyo a los negocios locales recordando que son los que generan miles de puestos de trabajo en la isla.