Uno de los impactos más duros que la covid-19 está teniendo en Mallorca, además del sanitario, es el gravísimo deterioro en la situación económica de muchas mujeres que, para poder salir adelante ante la ausencia de ofertas de empleo, se están viendo obligadas a regresar al ejercicio de la prostitución, que habían logrado abandonar durante los últimos años gracias a la mejora del mercado laboral, según se pone de relieve desde Médicos del Mundo. Con el agravante de que la escasez de clientela turística está conllevando un fuerte empeoramiento de las condiciones en las que se ven obligadas a trabajar, según añade Inma Mas, voluntaria en el área de prostitución de la citada organización.

La representante de Médicos del Mundo no duda en afirmar que el estado actual de las mujeres en situación de prostitución supone "una foto muy negra" porque "los proxenetas las exprimen más que nunca", al someterlas al riesgo de contagio del coronavirus, además de precarizar todavía más las condiciones en las que las obligan a trabajar.

El primer aspecto a tener en cuenta es que este año han llegado a Mallorca muchísimas menos mujeres desde otras zonas de España o desde otros países para hacer la temporada de verano, debido a la ausencia de actividad turística, como se refleja en su escasa presencia en puntos ya tradicionales de la Platja de Palma o de Magaluf.

Pero, por contra, el gravísimo deterioro del mercado laboral que se ha registrado en la isla y la pérdida de muchos empleos, en buena parte vinculados a contratos temporales en empresas con clientela turística, está obligando a muchas mujeres residentes a entrar en la prostitución, que en muchos casos ejercieron durante la anterior crisis pero que habían logrado dejar atrás de la mano de la reactivación económica de los últimos años, según se destaca desde Médicos del Mundo.

Inma Mas señala que la necesidad de recurrir al ejercicio de la prostitución está afectando a todo tipo de mujeres, tanto extranjeras como de nacionalidad española, que en muchos casos tienen hijos a su cargo sin otra ayuda que sus propios ingresos para sacarlos adelante. Además, en el caso de las llegadas de otros países en situación irregular, su vulnerabilidad se multiplica al no poder acceder a muchas de las ayudas públicas existentes.

Deterioro de las condiciones

Hay un aspecto sobre el que Inma Mas insiste: el fuerte deterioro que se está detectando en las condiciones en las que estas mujeres se ven obligadas a ejercer la prostitución, en la mayoría de los casos por imposición de los proxenetas.

Como se ha indicado, la escasa llegada de turistas ha reducido de forma notable el volumen de clientes ("puteros", como se les califica), al tiempo que ha hecho que también se trasladen a Mallorca menos mujeres que otros años. Además, parte de la demanda local se ha retraído por miedo al contagio por coronavirus.

Pero el retorno a esta situación de muchas de las residentes que habían abandonado este trabajo está provocando que la oferta crezca más que la demanda, incrementando la competencia entre este colectivo.

Inma Mas pone de relieve que para incentivarla, y muchas veces por imposición del proxeneta, estas mujeres se están viendo obligadas a reducir sus tarifas, y además a aceptar prácticas de riesgo que en otras condiciones intentarían evitar, como eyaculaciones sobre su cuerpo. Eso hace que la precaria situación en la que se encuentran se vea todavía más agravada.

Red de ayuda

Otro aspecto detectado por Médicos del Mundo es un aumento en el número de mujeres menores de edad que se encuentran en situación de prostitución en Mallorca, pero en estos casos lo que Médicos del Mundo hace es poner en contacto a estas chicas con otras organizaciones de ayuda social que se ocupan de este tipo de situaciones, al igual que sucede con aquellas que han sido objeto de trata. "No las dejamos abandonadas, sino que las derivamos a servicios especializados en esta materia", se destaca.

En este aspecto, se pone en valor la red de ayuda que existe, con la participación de diferentes organizaciones que abordan cada una de las problemáticas diferentes, como son los dos casos anteriormente señalados.

Personas como mercancía

La prostitución conlleva la explotación de la mujer y su utilización como si fuera una mercancía, un aspecto que además se sigue acentuando al ir incorporando prácticas que además incrementan su vulnerabilidad. Algo que en estos momentos se está viendo multiplicado a causa del coronavirus, ya que "a los puteros el riesgo de contagio les da lo mismo", o al menos a una buena parte de ellos, se señala desde Médicos del Mundo.

Ahí radica una parte del problema, ya que la mujer puede tomar medidas para protegerse de las enfermedades de transmisión sexual, pero no de la covid-19 en una actividad en la que resulta una utopía pensar que se puede hacer uso de las mascarillas o mantener las distancias sociales.

Servicio 'a domicilio'

Pero no es el único riesgo al que se las somete. El ejercicio de la prostitución en la calle se está viendo muy limitado durante la pandemia, y es casi nulo en zonas como la Platja de Palma o Magaluf para quedar concentrado ahora en puntos como la Porta de Sant Antoni y Vía Sindicato. Para compensarlo, los proxenetas están obligando a estas mujeres a desplazarse a los puntos que solicite el cliente, sin que ellas puedan saber lo que se van a encontrar al llegar a ese lugar.

Otro elemento es la rotación que sufren, pudiendo estar hoy en Palma, el mes que viene en Eivissa y al siguiente en Valencia, ya que los proxenetas se intercambian a las chicas con el fin de "renovar" la oferta para los "puteros". Eso hace que sea mucho más difícil para organizaciones como Médico del Mundo el poder hacer un seguimiento sobre su situación.